#25N: «Se informa sobre violencia de género con lástima y sensacionalismo»

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La violencia machista sigue tratándose en la mayoría de medios como un suceso más y no se hace incidencia en una verdadera reflexión y concienciación de la sociedad.

En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer CRÓNICA VIVA reproduce una entrevista de about.com, en la que expresa su voz Sonia Herrera Sánchez, investigadora en comunicación audiovisual y género, además de activista por los derechos humanos y, en especial, por los derechos de las mujeres. Acaba de publicar el estudio ‘Cine de ficción y feminicidio: el caso de Ciudad Juárez’, un tema en el que lleva trabajando desde hace más de cinco años.

Sonia Herrera Sánchez

¿Cuáles son los errores más graves que cometemos en la prensa al hablar de los asesinatos contra mujeres?

Hay una tendencia enorme a la simplificación del problema de la violencia machista.
Además, por más códigos y recomendaciones que se han escrito, muchos periodistas continúan invirtiendo la carga de la culpa del agresor a la víctima a la que, en cierta forma, se responsabiliza de su propio abuso por no haber denunciado, por vivir con el agresor…, y se siguen utilizando eufemismos que despersonalizan a éste como “La violencia machista se cobra una nueva víctima en X” o “Muere una mujer en no sé dónde por violencia de género”. ¿En serio? ¿La mujer muere como si fuera en un accidente de coche o por enfermedad? El lenguaje es determinante.
Por otra parte se sigue apelando a la lástima y al sensacionalismo, se sigue sondeando la opinión del vecindario y a los parroquianos del bar de turno y –salvo honrosas excepciones– no se suele incluir el testimonio de especialistas o datos de estudios sobre violencia contra las mujeres.

La violencia machista sigue tratándose en la mayoría de medios como un suceso más y no se hace incidencia en una verdadera reflexión y concienciación de la sociedad.

El vídeo de una agresión del jugador de fútbol americano Ray Rice a su mujer Janay fue uno de los más vistos en YouTube cuando salió la noticia. ¿Qué opina de que se hiciese público?

La grabación pone los pelos de punta, pero su exhibición es una navaja de doble filo. Y me explico. La publicación del vídeo, sin más, provocará empatía en parte de la población a pesar de que la hiperrepresentación de la violencia en los medios nos anestesia y nos impermeabiliza. Por otra parte, tal y como sucede a menudo en los medios cuando se aborda el tema de la violencia machista y como apuntaba antes, al final se ha invertido la carga de la culpa sobre la víctima. Así, en la web de Marca, que es donde yo vi el vídeo de la agresión, escribían lo siguiente:

“La mujer de Rice, no obstante, defiende a su marido: «Me levanté esta mañana sintiendo como si hubiera tenido una pesadilla horrible», escribió Janay Palmer en su perfil privado de Instagram, según medios locales. «Vamos a seguir creciendo y demostrando al mundo lo que es el amor verdadero», añadió”.

De esta forma la prensa culpa indirectamente a la mujer de Rice de la violencia que ésta padece, reproduciendo otra vez el discurso de taberna de “lo aguanta porque quiere” y ese discurso cargado de estereotipos se reproduce continuamente ya que muchos/as de los/as profesionales que cubren dichas informaciones no tienen formación en género.

Cuando los agresores son personajes famosos, a la desigualdad en las relaciones de poder hombre-mujer, hay que sumarle el factor “fama” y poder socioeconómico, porque la gente no suele estar dispuesta a dejar caer un ídolo fácilmente. Ahí tenemos también el caso de Pistorius y las dudas sembradas sobre el asesinato de su pareja, las reiteradas condenas al exjugador de la NBA Alvin Robertson o el caso de O. J. Simpson a mediados de los 90.
Pero que no parezca que los deportistas tienen una predisposición especial. El maltratato no va asociado a una profesión en concreto, por supuesto. También podemos recordar al rapero Chris Brown que cumplió condena por agredir a su entonces novia, la cantante Rihanna; a Mel Gibson que reconoció en una grabación haber agredido a su ex-novia, la pianista rusa Oksana Grigorieva; al exgalán de telenovela Osvaldo Ríos; o anteriormente, en los 60, las palizas sufridas por Tina Turner por parte de su marido, el también cantante, Ike Turner.

Por suerte también hay hombres que no solo no maltratan a sus parejas si no que condenan la violencia machista públicamente y se sitúan al lado del feminismo como Mark Ruffalo, Ryan Gosling, Gerard Butler, Ezra Miller, Jon Hamm, Daniel Craig, Benicio Del Toro, Pedro Guerra, Eduardo Galeano…

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¿Y en el cine y las series de ficción?

Si lo trasladamos al cine y a otros contenidos de ficción audiovisual nos encontramos con una continua hiperrepresentación de la violencia y el sadismo contra las mujeres, sin límites respecto a lo que debe ser mostrado o no, reproduciendo continuamente una imagen estereotipada y victimizada de las mujeres, recurriendo a la cosificación y a la fragmentación de los cuerpos. En un rápido repaso mental por series de éxito actuales como Mentes criminales, Castle, CSI o Bones y míticas películas de suspense –por no hablar de las de terror donde somos LA víctima predilecta– como El silencio de los corderos, Copycat, El perfume o mi adorada Tesis nos encontramos con aquello que mi querida maestra Pilar Aguilar denominó “la coartada del psicópata” que ella define de forma más que elocuente:

“Las películas de psicópatas y asesinos en serie constituyen una socorrida variante para que los relatos se deleiten en el voyeurismo sádico contra las mujeres. En efecto, la introducción de una figura de diabólico perturbado permite mostrar con suma complacencia -pero salvaguardando las formas- el sufrimiento de las mujeres. (…) “No soy yo quien hace sufrir a esta mujer, es un malvado. Yo sólo me limito a mostrarlo y tú te limitas a mirarlo”.

¿Qué películas nos recomienda para aproximarnos adecuadamente a la realidad del feminicidio?

Algunos documentales como Señorita extraviada, Bajo Juárez, La carta, Ni una másu On the edge, realizan un estupendo trabajo en este sentido y consiguen una alta identificación de la espectadora o espectador con las protagonistas del relato que en este caso son madres y hermanas de las mujeres asesinadas, así como expertas y activistas contra el feminicidio.

Estos documentales junto a otros como Preguntas sin respuesta y Silencio en Juárez, son sin lugar a dudas los que abordan de una forma más completa los temas relacionados con el feminicidio como la violencia estructural e institucional, la corrupción y la falta de voluntad política, la lucha de las familias y las activistas, la pobreza, la relación con Estados Unidos o la relevancia del Tratado de Libre Comercio y la industria maquiladora.

Desde el poder socializador del cine, estos trabajos, así como algunas producciones de ficción como Miércoles de ceniza o incluso Backyard: el traspatio (a pesar de las muchas incursiones de ésta en el sensacionalismo) contribuyen a denunciar la impunidad que impide esclarecer los crímenes de género cometidos contra miles de mujeres en Ciudad Juárez y la misoginia enquistada en la sociedad que promueve los asesinatos.

Diré más… Incluso a pesar de toda la espectacularización, banalización del tema y distorsión que encontramos en Ciudad del silencio (Bordertown) -dirigida en 2006 por Gregory Nava y protagonizada por Jennifer Lopez y Antonio Banderas-, coincido con el crítico Rodríguez Marchante, que en su momento escribió “todo el mundo debería conocer esta historia real, aunque sea mediante esta película que sólo le hace algo de justicia”. Y tiene razón. Si la gente pudiera hacer una lectura crítica de la película, dejando fuera toda la paja (la historia de la periodista intrépida, la tensión sexual con Antonio Banderas, las explosiones y la mezcla en coctelera de todas las teorías que se han manejado en los últimos 20 años sobre los asesinatos…), el film tiene aspectos interesantes como las alusiones a la responsabilidad de las maquiladoras y la implicación de hombres con poder, la corrupción… Si algo de eso llega a los y las espectadoras y les hace reflexionar sobre esta lacra, bienvenido sea.

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En general, ¿cómo ha abordado el cine este problema social?

Por desgracia, demasiado a menudo cuando un documental o película de ficción que intenta acercarse a la cruenta realidad del feminicidio y la impunidad en Ciudad Juárez no parte de una mirada feminista o con cierta perspectiva de género, es sencillo dejarse llevar por la inercia, perpetuando así las relaciones de dominación mediante la violencia simbólica como sucede claramente en el caso de películas como El otro sueño americano de Enrique Arroyo o La virgen de Juárez de Kevin James Dobson.

Al cine de ficción se le suele ir la mano con el efectismo gore… A día de hoy cuesta encontrar películas donde verdaderamente se dé una correspondencia entre excelencia estética (más típica del cine narrativo) y la rigurosidad en cuanto al tratamiento de la problemática que encontramos en el cine documental.

¿Cuántas directoras de cine estudió durante la licenciatura en Comunicación Audiovisual en la universidad?

Sin riesgo a equivocarme, diría tajantemente que ninguna. Tuve grandísimos profesores de cine (y una sola profesora, Rosa María Palencia, que actualmente es mi directora de tesis) de los que aprendí mucho, pero ni una sola palabra sobre Pilar Miró, Ida Lupino, Helena Cortesina (considerada como la primera directora de cine en España),Dorothy Arzner, Rosario Pi, Lois Weber, Josefina Molina, María Novaro, Icíar Bollaín, Margarethe von Trotta, Anna Hofman-Uddgren, Dīpa Mehta, Chantal Akerman, Lisa Wertmüller, Jane Campion, Gracia Querejeta, Chus Gutiérrez, Alice Guy Blaché, Sofía Coppola y tantas otras.

Creo recordar que vimos un fragmento de Les glaneurs et la glaneuse (Los espigadores y la espigadora) de Agnès Varda y alguna crítica infundada y vacía de contenido de un profesor -de cuyo nombre prefiero no acordarme- sobre el cine de Isabel Coixet del que dijo: “Todas sus películas parecen un anuncio de compresas”. El problema, por supuesto, no está en que a él personalmente no le gustase el cine de Isabel Coixet –para gustos, colores–, sino en que estaba trasladando como “doctrina” un prejuicio profundamente machista (además de subjetivo) a una clase de 70 alumnos/as.

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¿Cuándo entró al fin en contacto con el cine y el feminismo?

Cuando cursé el Máster de Igualdad de Género en las Ciencias Sociales de la Universidad Complutense de Madrid, en 2010, y entré en contacto con Pilar Aguilardescubrí que es indispensable arrojar una mirada feminista sobre el cine que vemos, como forma de alfabetizar mediáticamente, sí, pero también como forma de compromiso político, como mecanismo de transformación. Hasta entonces, en 8 años de estudios universitarios, no había oído ni una palabra sobre teoría fílmica feminista o sobre Teresa de Lauretis o Laura Mulvey, ni una nota disonante sobre los “grandes cineastas” (todos varones, obviamente) y su discurso hegemónico de santas o putas, de mujeres florero ywomen in refrigerators, de personajes femeninos cuya única iniciativa –como me dijo una vez Pilar mientras la entrevistaba para mi tesina– es meterse debajo de la mesa y hacerle una mamada al protagonista.

«Hay que echarle coraje realmente para cuestionar en una Facultad de Comunicación la misoginia de directores como Hitchcock, Bertolucci, Lars von Trier, Vicente Aranda o incluso Pedro Almodóvar y también para plantarte en una clase llena de adolescentes y decirles que la saga Crepúsculo promueve la dependencia emocional y la dominación masculina. Es difícil, pero hay que hacerlo. Es muy necesario».

Tras el doctorado, ¿seguirá trabajando en esta línea de investigación?

Creo que siempre seguiré vinculada a la representación de la violencia contra las mujeres en el cine y la utilización de éste como herramienta de denuncia contra la violencia machista en todas sus manifestaciones. Seguramente siga muy vinculada a los casos de feminicidio en Ciudad Juárez, pero también tengo otros proyectos en mente sobre algunas series de televisión de moda, sobre las interpretaciones de Meryl Streep a lo largo de su carrera, sobre educomunicación… Tengo mi mesa de trabajo llena de notas y post-its con ideas que espero que algún día lleguen a materializarse.

(Entrevista: Montserrat Barba Pan – Fuente: About en español – feminismo.about.com)

 

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