CIUDAD DEL VATICANO (Italia).- El Papa Francisco respaldó hoy al Gobierno de Argentina, que intenta renegociar su deuda contraída con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y pidió «modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda» soberana para los países endeudados que tienen que pagarla «con sacrificios insoportables».
Ministros de Economía y Finanzas de varios países latinoamericanos, España, Francia y responsables como la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, participaron hoy en un foro sobre economía sostenible e inclusión organizado en el Vaticano.
Jorge Bergoglio intervino durante veinte minutos y dijo, aunque sin mencionar expresamente a Argentina, que «las deudas contraídas» no pueden ser pagadas «con sacrificios insoportables».
«En estos casos es necesario encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y al progreso», dijo.
Opinó que «las deudas deben ser pagadas», pero matizó que «no es lícito» exigirlas cuando supondrá hambre y «desesperación a poblaciones enteras».
«Las personas empobrecidas en países muy endeudados soportan cargas impositivas abrumadoras y recortes en los servicios sociales, a medida que sus gobiernos pagan deudas contraídas insensible e insosteniblemente», subrayó.
En el foro también participaron el ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva. Ambos se reunieron el martes en Roma para abordar el problema de la deuda exterior, mientras el Gobierno de Alberto Fernández intenta renegociar su deuda de 44.000 millones de dólares contraída con el FMI.
De hecho, Fernández, obtuvo este miércoles un apoyo de principio de su homólogo francés, Emmanuel Macron, a la renegociación de la deuda externa a la espera de que se conozcan sus verdaderas intenciones, en la última etapa de una gira europea que ha realizado y que le ha llevado por Italia y España.
En su turno de palabra, Guzmán aseguró que el país quiere pagar su deuda, pero no a costa de entrar en una «recesión profunda» y calificó de «constructivas» las conversaciones que el Ejecutivo argentino mantiene con el FMI.
«Estamos buscando una solución, el FMI es un gran acreedor de Argentina. Hemos tenido una conversación muy constructiva con el FMI, hay un aumento en el entendimiento mutuo y espero que podamos seguir trabajando de forma constructiva para evitar los resultados del pasado», aseguró.
Describió la deuda externa argentina como «insostenible» y «angustiante», y adelantó que el país no está dispuesto a aplicar austeridad e incrementar la pobreza por pagar esta suma.
Momentos antes también ofreció un discurso la directora gerente del FMI, que no se refirió a Argentina directamente pero sí recomendó a los países latinoamericanos «recaudar más y gastar mejor».
En su opinión, esta región debería asignar el gasto social «de manera más efectiva» para ayudar «a los más vulnerables» y combatir activamente la evasión fiscal, la corrupción y el blanqueo de capitales.
En el foro participaron otros ministros, como la de Economía de El Salvador, María Luisa Hayem, quien apostó porque su país sea más competitivo a nivel internacional; o la vicepresidenta de Asuntos Económicos y Transformación Digital del Gobierno español, Nadia Calviño, que defendió que la sostenibilidad económica vaya acompañada de sostenibilidad social y medioambiental.
El ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire, criticó que el capitalismo actual está generando «desequilibrios sociales y un aumento de las desigualdades» que los ciudadanos no pueden soportar.
«El capitalismo ya no significa progreso para la gente en la calle, no da esperanza, no tiene futuro si sigue fomentando los desequilibrios», lamentó.
Por eso, justificó que el capitalismo debe vivir una revolución que pase por la reducción de las desigualdades y el favorecimiento de la solidaridad y la inclusión.
«El capitalismo no solo puede significar ganancias. Hay que redefinir el papel de los estados y de las empresas privadas en el siglo XXI», consideró.
Laura Serrano-Conde
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