Documentos vaticanos esclarecerán desde hoy el pontificado de Pío XII

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CIUDAD DEL VATICANO.- Las historias de cerca 4.000 judíos que pidieron ayuda, la huida del jurista Tullio Liebman a Sudamérica o el equipo de monjas que escuchaban las radios internacionales, son algunos de los documentos de los Archivos Vaticanos sobre el papa Pio XII que desde hoy están abiertos para su estudio.

Desde hoy, después de diez años de trabajo, se pondrán a disposición de los académicos los archivos del pontificado de Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli, pero además más de 1.300.000 documentos digitalizados, que corresponden a los primeros 10 años (1939-1948), explicó en una entrevista a los medios vaticanos el secretario de Relaciones con los Estados, el cardenal Paul Richard Gallagher.

El Vaticano espera que con la apertura de los archivos se esclarezcan las sombras del pontificado de Pio XII, acusado de no haber alzado la voz contra el nazismo, y se confirme que su prudente silencio salvó a miles de judíos.

De los documentos «la figura del papa emerge en toda su grandeza, como defensor de la humanidad y como un auténtico pastor universal. Pacelli era un diplomático valiente. Como papa mostró una caridad ilimitada, no siempre entendida y compartida incluso dentro de los muros del Vaticano. Los documentos mostrarán los esfuerzos realizados para tratar de responder a las peticiones de ayuda para la salvación de los perseguidos y los necesitados con sus vidas en peligro», añadió Gallagher.

Johan Ickx, responsable de los archivos de la Secretaría de Estado, el Ministerio de Exteriores del Vaticano, explica en un artículo en los medios vaticanos la importancia de que se hayan digitalizado estos documentos ya que permitirá a los 20 investigadores admitidos cada día, por problemas de espacio, consultar todos los documentos disponibles a la vez, con rapidez, o hacer fotocopias.

 Ickx adelanta que entre los documentos se podrá navegar entre la serie de archivos bajo el nombre: «Judíos», 170 fascículos con la historia de cerca 4.000 personas, la mayoría católicos de ascendencia judía, pero también judíos, que pidieron ayuda al pontífice.

Entre ellos se podrá descubrir las ayudas a escapar al joven investigador de humanidades Paul Oskar Kristeller o de Tullio Liebman, considerado el fundador de la «Escuela procesal de Sao Paulo», profesor de renombre mundial en las universidades de Pavía, Turín y Milán, que fue ayudado a escapar gracias a colaboradores cercanos de Pío XII hacia América del Sur.

Los estudiosos podrán consultar el archivo «Italia 1352b», donde encontrarán todas las acusaciones contra Alfredo Ottaviani, asesor de la Doctrina de la Fe y mano derecha de Pio XII, «por haber dado documentos falsos a judíos y haberlos admitido en edificios extraterritoriales».

Según los archivos de los que habla Ickx, «los documentos destacarán cuántos y qué esfuerzos se hicieron para salvar a los perseguidos» y «al mismo tiempo, la oposición de muchos Estados a abrir fronteras a muchos necesitados será igualmente evidente».

También será posible consultar documentos sobre aquel aciago 16 de octubre de 1943, cuando los soldados alemanes entraron en el gueto de Roma y capturaron a 1.022 judíos, entre ellos 200 niños y adolescentes, y dos días después los enviaban en 18 vagones de ganado al campo de concentración de Auschwitz, del que solo volvieron 16.

Se podrán leer las cartas conmovedoras enviadas a Pío XII por algunos judíos mientras estaban detenidos por las SS y la Gestapo en el Colegio Militar en el Palazzo Salviati.

También un apunte a pie de página del papa Pacelli en un despacho llegado desde Washington en el que se aseguraba que «el Vaticano había pedido que nunca más volviese a pasar esto en Roma» y en el que preguntaba si era «prudente» que estos comentarios saliesen a la luz.

Para el archivista, Pio XII era consciente de que era mejor trabajar en silencio para no despertar la atención de los nazis.

A la pregunta del papa, el secretario de la Congregación para Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, Domenico Tardini, contestaba con un seco «no».

Entre los millones de documentos, también están los volúmenes del Servicio de Escucha de las radios extranjeras, un grupo de monjas que entre 1943 y 1954 desde una habitación del Palacio pontificio escuchó y transcribió los programas de las principales radios internacionales, proporcionando a los superiores de la Secretaría de Estado noticias de última hora. EFE

 

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