Cinco estrellas del cine mexicano que apagaron su luz por voluntad propia

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CIUDAD DE MÉXICO.- El suicidio es un tema escabroso, pero real, causado por diferentes circunstancias y del que, en muchas ocasiones, las celebridades no pueden escapar, a pesar de la fama y fortuna.

En el cine mexicano no han sido pocas las estrellas que se han quitado la vida:

Rita Macedo… una muerte anunciada

«Mujer en papel» es el título del libro de memorias inconclusas de Rita Macedo (1925-1993), terminado por su hija Cecilia Fuentes.

El libro explora su paso por el cine con filmes como «Rosenda» (1948), «Nazarín» (1959) o «El castillo de la pureza» (1973), además de su pasión por el teatro, su influencia en la actuación actual y anécdotas con Ernesto Alonso, Luis Buñuel, Julio Bracho y María Félix.

En sus memorias también se exploran otros temas, como su frigidez, algún capítulo de su vida en el que se dedicó a la prostitución y las relaciones con sus esposos, de las que la más turbulenta fue la que tuvo con el escritor Carlos Fuentes.

En el libro, Macedo menciona que Fuentes provocaba algo en sus «princesas» que hacía que terminaran por suicidarse, algo que también ocurrió con ella, quien en la década de 1990 cayó en una profunda depresión, cuyo motivo no se sabe, aunque algunos mencionan la soledad y otros que jamás superó al escritor.

La actriz había anunciado sus intenciones, según su hija.

«Cuando eso sucede, que alguien se suicida, es un ‘shock’, aunque ella lo venía diciendo de hace mucho, que ya había dejado de estar aquí, que no la pasaba bien, pero nunca lo tomas enserio, hasta que sucede», dijo a Cadena Tres.

Pina Pellicer… sus días de otoño

Con solo seis películas en su carrera, tales como «Macario» (1960) «Días De otoño» (1962) o «El rostro impenetrable» (1961), único filme dirigido por Marlon Brando, y su presencia en un capítulo de la serie «Alfred Hitchcock presenta» y otro en «El fugitivo», Pina Pellicer (1934-1964) dejó huella en poco tiempo.

Con solo 30 años, la depresión invadió a Pellicer, lo que la llevó al suicidio con barbitúricos.

Las hipótesis son varias: una de ellas es la soledad y el fracaso en su matrimonio con el empresario Ramón Naves, y otra son las desavenencias amorosas con Marlon Brando.

Sin embargo, la teoría más aceptada es que, pese a la presencia internacional que tuvo, en México los productores ya no le ofrecían trabajo.

La hallaron su representante Lonka Bécker y su mejor amigo, el actor y productor Salomón Laiter, a quien dejó una carta.

«Estoy muy cansada. No puedo decirte más, ya que tal vez nunca hubiera llegado a la desilusión total porque creo en los seres humanos y creo sobre todo en los que me quieren y siento defraudarlos, pero no puedo más», refiere el texto fechado en diciembre de 1964.

Miroslava Sterlova… la muerte enamorada

Tal vez en honor al título de uno de sus filmes, «La muerte enamorada» (1950), fue que la actriz checa nacionalizada mexicana Miroslava Sternova se quitó la vida.

La artista deslumbró con su belleza y compartió escena con los grandes de la época de oro, como Pedro Armendáriz en «Juan Charrasquedo» (1947), Mario Moreno «Cantinflas» en «A volar joven» (1949) o Pedro Infante en «Escuela de vagabundos» (1954).

Sin embargo, pese a su atractivo, siempre la distinguió la melancolía y, como si fuera una profecía, en su última cinta, «Ensayo de un crimen» (1955), el personaje que interpretó fallecía.

Cuenta la leyenda urbana que la hallaron con una fotografía de Luis Miguel Dominguín a su costado, padre de Miguel Bosé y torero que contraería nupcias con la actriz Lucía Bosé.

Aun así, se han especulado varias teorías y pudieron ser varias razones, como el exilio, la pérdida de su abuela en tierras eslavas, la difícil relación con su padre o la muerte de su madre.

También se especula sobre la rabia e impotencia de haber contraído nupcias con Jesús Jaime Obregón, un hombre homosexual, o su malograda relación amorosa con Dominguín.

Pedro Armendáriz… la mirada fulminante

Pedro Armendáriz (1912) logró ser un referente de la virilidad y del macho mexicano a lo largo de su carrera con filmes como “La perla” (1945), “Rosauro Castro” (1950), “Enamorada” (1946) o “María Candelaria” (1943), en los que destacó su mirada fulminante y un levantamiento de ceja.

Su fama lo llevó a Hollywood y fue así como en 1956 filmó “El conquistador de Mongolia”, rodado en St. George en el desierto de Utah (EEUU), donde se hacían pruebas nucleares.

La cinta fue un fracaso en taquilla y entre la crítica.

Además, curiosamente, 91 personas de 220 que integraron el equipo de producción y elenco desarrollaron cáncer en diferentes partes del cuerpo.

Ocho años después del rodaje, a Armendáriz le diagnosticaron cáncer linfático.

Después de filmar lo que sería su última película, “El regreso del agente 007. Desde Rusia con amor” (1963) con Sean Connery, Armendáriz se suicidó con un disparo al corazón en el hospital donde estaba, el 18 de junio de 1963.

Lucha Reyes… la tequilera

Considerada como “La reina de la canción vernácula”, la vida de Lucha Reyes (1906-1944) fue tormentosa, y su voz aguardientosa y potente, tras una infección de garganta, fue su sello de distinción en canciones como “Por un amor”, “La tequilera”, “Los Tarzanes” o “El Herradero”.

Sin embargo, la depresión comenzó tras el deceso de la madre de su primer marido, Francisca Cervantes.

Además el alcohol entraba por litros en su organismo y en sus últimos días ya rayaba en la enfermedad.

Un día antes de su muerte mandó a su hija de once años a la farmacia a comprar barbitúricos, que finalmente ingeriría mezclados con alcohol.

Los lavados de estómago fueron inútiles y fue así como, el 25 de junio de 1944, la canción vernácula estaría de luto tras el deceso de la cantante.

EFE/Adrián Ruiz

 

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