“Escribo un promedio de 85 notas por año y, sin embargo, sigo en condiciones laborales de un colaborador que tiene permitido un máximo de 24 notas anuales”, cuenta Maxi Kronenberg, periodista y redactor argentino en diario Clarín y Clarin.com, donde trabaja desde hace 7 años de manera regular. De acuerdo al Estatuto del Periodista, una vez superados los cinco años ininterrumpidos como colaborador del medio, éste debería efectivizarlos pasándolos a planta permanente. “Desde hace tiempo que la empresa no dialoga ni quiere efectivizar a sus colaboradores que trabajan como si fueran periodistas de redacción”, añade Kronenberg.
La situación de los periodistas en Argentina está en una cornisa. En junio de 2024, el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) publicó una encuesta de 17 páginas que titulaba: “No hay nada que celebrar en el Día del/la Periodista con salarios de pobreza y sin libertad de expresión”. De acuerdo al informe, en abril de este año, el 76% de los trabajadores y las trabajadoras de prensa del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) cobró en su principal empleo, sueldos por debajo de la canasta básica de alimentos estipulada por el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censo).
Si bien la precariedad laboral en el ámbito periodístico afecta a gran parte del sector a nivel global, en Argentina se ha convertido en un problema estructural debido a la delicada situación económica e inflacionaria del país más austral de la región que tiene un 289% de inflación interanual. Es por ello que gran parte de sindicatos, federaciones y grupos organizados de periodistas trabajan en informes e investigaciones para hacer visible la situación actual del sector.
De acuerdo a una investigación de SipreBA, en abril de este año, el salario neto de esa categoría de profesionales no llegaba a los ARS270.000 mientras que, ocho años atrás, ese mismo trabajo tenía un valor de ARS960.000. O sea, en los últimos ocho años, los trabajadores de prensa pasaron a percibir haberes que no alcanzan para una estructura básica familiar de 4 personas. La precariedad implica en retribuciones mínimas que lleva a contratos temporales y a una situación que empuja hacia el pluriempleo. Muchos de los periodistas argentinos hoy, al menos el 52% de los entrevistados por SipreBA, tienen dos o más trabajos remunerados para poder completar sus ingresos. Si se divide por rama la situación es la siguiente: dentro de la prensa escrita, el 52% tiene dos o más trabajos; en la rama radial la cifra se ubica en un 49% y en prensa televisada disminuye al 25%. Entre freelancers, el porcentaje es mucho mayor: el 31,5% incorporó durante el último año un empleo adicional al que ya tenía.
El contexto se ve hoy amenazado también por el cierre de medios públicos llevado a cabo por el presidente Javier Milei. A la intervención de la agencia de noticias Télam, se suman el ajuste en la Televisión Pública y en Radio Nacional, con un plan de vaciamiento de las 49 emisoras de la radio pública en todo el país y las corresponsalías de la agencia de noticias nacional dependientes del estado argentino.
Las alertas se advierten también en un movimiento de despidos y pérdida de puestos laborales. Casi cuatro de cada diez periodistas (37,3%) han pasado por algún despido a lo largo de la última década en Argentina. Y más de la mitad de esos despidos (el 63,3%) fueron sin indemnización. Leo Timossi es periodista y exeditor en la agencia Diarios Bonaerenses (Agencia DIB) de la provincia de Buenos Aires, que brinda servicios informativos a medios gráficos y radiales de esa región. Esa agencia era privada y subsistía principalmente con pauta estatal (financiación del Estado a través de publicidad). Todos los medios lo recibían y era su principal ingreso. El gobierno nacional actual suspendió la pauta oficial por el término de un año a través del Decreto 89/2023 publicado el 27/12/2023. Timossi fue despedido este año. “Entre febrero y marzo de 2024 nos advirtieron que estábamos en una situación de crisis y que iríamos a cobrar de forma desdoblada, o sea, en dos partes”, explica. Así sucedió hasta que los despidos de profesionales de los colegas de la plantilla permanente comenzaron. “Los telegramas fueron llegando sin preaviso”, relató el periodista.
La combinación de la situación económica más las condiciones del sector dan como resultado también un exilio en la profesión. “Hoy hay muchos periodistas que se desafilian de FOPEA porque ya no ejercen más como periodistas. Eso es el resultado de una precarización que viene de una crisis muy grande que atenta directamente contra la calidad periodística”, refuerza la directora ejecutiva de FOPEA.
Por otra parte, el régimen de cobertura de derechos a los profesionales de la prensa también se ve impactado. “Se hace cada vez más difícil para los periodistas conseguir un trabajo en relación de dependencia en la Argentina. La investigación que realizamos dice que el 66,6% de los 2.464 medios encuestados respondieron que carecen de personal registrado con el régimen de la mayor cobertura de derechos”, explica Corazza. De acuerdo a las Naciones Unidas, el periodismo es fundamental para el desarrollo sostenible, la protección de los derechos humanos y la consolidación democrática. Pero en las condiciones laborales alteradas y en permanente cambio, la profesión sufre altos niveles de inestabilidad. “Sin duda, lo que mantiene al periodismo vivo hoy es la vocación de los trabajadores”, sostiene Cuccia.
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