NUEVA YORK (EEUU).- Las olas de calor y las megatormentas plantean nuevos desafíos para el almacenamiento y la logística del arte, según publica hoy un artículo del portal ArtNews.
En los últimos años las temperaturas han sido tan altas que se batió el récord mundial de calor, y ahora se vive en parte del continente americano la temporada de huracanes, que siempre plantea retos en materia de conservación de obras.
Las empresas de almacenamiento de bellas artes son muy conscientes de las temperaturas extremas y los altos niveles de humedad, sin mencionar las condiciones de los huracanes.
Ello debido a los estrictos estándares de la industria, los nuevos sistemas de control climático y los crecientes gastos y desafíos logísticos de la demanda de servicios al cliente, explica el artículo.
Por otro lado, las empresas de transporte y almacenamiento de obras de arte procuran evitar al máximo los cambios bruscos de temperatura y humedad para prevenir posibles daños, sobre todo en obras antiguas sobre paneles de madera, papel y grabados en cera.
En este contexto se generan otros desafíos con el aumento en el consumo de electricidad de las instalaciones, y existen dificultades logísticas adicionales para los servicios de transporte y almacenamiento de arte, especialmente durante la temporada de huracanes.
También se complica el tema de mantener ambientes controlados por clima estables y constantes para el almacenamiento de obras de arte.
Según plantean reconocidas firmas neoyorkinas de logística de arte, está además la cuestión de la logística del personal.
Al respecto destacaron la dificultad de encontrar, formar y retener a personas con conocimientos sobre el almacenamiento y el transporte de obras de arte de colecciones valoradas en millones de dólares.
“Francamente, parece que las cosas no están mejorando”, dijo Francis Petit, director de la oficina de Nueva York de la firma de logística de arte Gander & White. “Los cambios climáticos actuales son exactamente lo que no quieres cuando almacenas obras de arte”.
Gander & White abrió su primera sucursal en Nueva York, un almacén de 2,790 metros cuadrados en Long Island City, en 1986; en el 2013, la empresa se expandió con una sucursal adicional de 5,500 metros cuadrados para sus oficinas, taller de empaquetado, cajas y almacenamiento en un edificio renovado en la calle 33. Ese edificio data de 1964. Petit dijo que sus paredes gruesas, típicas de esa época de construcción, son útiles para mantener las temperaturas, pero dificultan la instalación y actualización de calefacción, ventilación, aire acondicionado y otros sistemas de control climático basados en computadora.
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Fuente y foto Prensa Latina