Difícil pero, al mismo tiempo, impredecible el resultado que pueda significar un triunfo para la escuadra peruana en su encuentro contra la selección de Colombia, en la que Luis Díaz y James Rodríguez, sobre todo el primero, se constituyen en los obstáculos más serios que superar en este partido válido para la clasificación al próximo mundial de fútbol.
Los dirigidos por el uruguayo Jorge Fossati se encuentran optimistas y en los entrenamientos en la Videna se han hecho ensayos que aconseja la experiencia del técnico oriental. Sin embargo, lo hecho no es garantía para darle el sabor de una victoria, porque los «cafeteros» se encuentran concentrados desde el lunes pasado en un centro de preparación en Barranquilla, el mismo que se encuentra dotado de todos los recursos modernos que se puedan tener en estos tiempos, comenzando por el mismo ambiente barranquillero, donde la naturaleza es favorable para la vida deportiva. Esto no ocurre en Lima, porque la Videna es una vía que adolece de una serie de carencias y si hubiera que hacer una comparación entre los dos escenarios, con toda seguridad estaríamos en la condición de perdedores.
Es complejo también hablar de un resultado, si se tiene en cuenta que la localía favorece al conjunto nacional, que seguramente este viernes 6 estará alentado por los aficionados que colmarán las instalaciones del coso de José Díaz. La presencia en el medio campo de Renato Tapia es una buena noticia y coadyuvara al buen desempeño esperamos de Gallese en el arco y del káiser Zambrano y Callens en la defensa. Ojalá que Luis Advíncula juegue con el mismo entusiasmo y con la calidad que se le reconoce en Buenos Aires y Miguel Trauco se convierta, con su experiencia, en la solución de la fragilidad que presenta la marcación zurda de nuestro equipo. Estos ya no son tiempos de Paolo Guerrero, Jefferson Farfán y ni siquiera de André Carrillo o Christian Cueva. Ellos son jugadores para el olvido en una selección y quienes se encargarán de cubrir los mismos espacios en la recuperación de la pelota y de alimentar a Lapadula y compañía, las verán de color oscuro, porque las informaciones que llegan de Colombia dicen que el argentino Néstor Lorenzo, actual entrenador de Colombia, se ha tomado el trabajo de estudiar a fondo las fortalezas y debilidades del posible once titular del conjunto peruano. Ojalá se equivoque y no haya considerado esa dosis de inspiración, que en más de una oportunidad a servido para obsequiarle una alegría a la afición de estas tierras.
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Jorge Fossati, además, tiene la buena costumbre de hacerse la señal de la cruz antes de cada encuentro sea nacional internacional y la suma de victorias en su extensa trayectoria, incluyendo su etapa de técnico en la selección charrúa, tienen un saldo a su favor. Aunque la tradición nos dice que en octubre se producen milagros, no sería extraño que es septiembre frío, casi helado, se encienda el entusiasmo y la blanquirroja salga entre aplausos después de los noventa minutos del partido. Al fin y al cabo, no se debe perder las esperanzas, aunque por ahí se diga cuanta falta hacen los carrileros y los delanteros de otras épocas.
El optimismo seguirá encendido y más todavía por la presencia de unos pocos jugadores que hay en el once peruano y que reúnen condiciones para proyectarse como figuras de un mejor nivel. Por ahora los once titulares que comenzarán el encuentro tienen la palabra. Fossati debe rezar sus mejores oraciones y la afición debe comprender, cualquiera sea el resultado, que el fútbol no es precisamente la disciplina deportiva y profesional que le da continuidad a los laureles que reclama el país.
Fotos La Bicolor