Tal como van las cosas no es mucho lo que se pueda esperar de la selección peruana de fútbol. El próximo encuentro contra Ecuador y el resultado del mismo, debe ser el anuncio de su futuro en estas eliminatorias para el próximo Mundial. Adelantarse a calificar al conjunto nacional «como el más malo de América del Sur» no pasa de ser una reacción de un frustrado, cuyo equipo, bien preparado y pagado, con algunos jugadores de élite, no pudo alzarse con la victoria aquí en Lima. Pero al mismo tiempo creer que nuestro conjunto está avanzando a tal punto que puede salir fácilmente de ese agraviante último lugar en la tabla de puntaje, sería engañarnos a nosotros mismos.
Es claro que no se le pueden pasar por alto los errores tácticos del veterano Jorge Fossati, sobre todo en lo que respecta a los cambios que deberían ser mejor pensados, pero de allí a culparlo de todo hay un abismo. Jugadores como Luis Advíncula, cuya calidad no se puede negar, deberían poner un poco más del cumplimiento de su deber. El asunto es difícil de tratar, sin embargo, corresponde al técnico hacer el rol de amigo, consejero, orientador anímico de sus dirigidos, más allá de las instrucciones de cómo manejar el balón. En esto y mucho más hay funciones que corresponden a los máximos dirigentes del fútbol profesional y, sobre todo, a los funcionarios que hacen el papel gerencial. Esta referencia va dirigida a Juan Carlos Oblitas, quien es el encargado de buscar, proponer y contratar al técnico. Es posible que Jorge Fossati reclame la autonomía que le corresponde o el cumplimiento dinerario de todo compromiso contractual, pero en ese caso existe el diálogo respetuoso, argumentado, comprensivo de ambas partes. Hay posibilidad que haya éxito.
Hablar de los jugadores es repetir lo que ya se sabe. Muestran pundonor y coraje. pero tienen sus limitaciones y virtudes. Unos más que otros. y eso es lo que tenemos, debiendo precisar que esto también ocurre en todos los equipos, en unos más que en otros. Así es que lo aconsejable es unir todas fuerzas y evitar las debilidades. El honor del fútbol peruano está de por medio.
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