Motivado por el ascenso a la Primera División el José Gálvez de Chimbote, hoy en la Copa Perú, amenazó en 1972, billete en mano, con romper el mercado de fichajes del fútbol peruano contratando a ¡Teófilo Cubillas y Héctor Chumpitaz! La lista incluía a César Cueto, Víctor «Pitín» Zegarra, Héctor Bailetti y Gerónimo “Patrulla” Barbadillo.
Las pretensiones de los chimbotanos por formar un poderoso cuadro que rompiera la hegemonía capitalina en títulos y participaciones coperas se frustró, sin embargo, muy rápido, pues solo se llevó a César Cueto. En el campeonato de 1972 los pesqueros quedaron en el penúltimo lugar luego de 34 jornadas disputadas, mientras en 1973 se fueron al descenso.
El cuadro chimbotano había alcanzado el tercer lugar en la Copa Perú en 1971, no obstante, subió a Primera luego de que ese año se incrementara de 14 a 16 el número de equipos en el Descentralizado.
En el verano del 72, en pleno boom pesquero, la prensa anunciaba que los chimbotanos iban a la pesca de Héctor Chumpitaz, quien aún no renovaba con el campeón Universitario de Deportes.
«Héctor Chumpitaz está dispuesto a emigrar al José Gálvez que le ha hecho llegar una tentadora oferta», aseguraba el diario Ojo el 17 de febrero de 1972.
Los dirigentes merengues tomaron muy en serio las propuestas del José Gálvez y antes de ver disminuido su cuadro renovaron con el recio defensa crema.
«Las tentadoras ofertas» chimbotanas alcanzaron también a la tienda aliancista y apuntaban a César Cueto, Teófilo Cubillas y Víctor «Pitín» Zegarra, subcampeones con Alianza Lima, y listos para jugar la Copa Libertadores ante la Universidad de Chile y la Unión San Felipe respectivamente.
Los directivos aliancistas se apresuraron entonces en retener a Teófilo Cubillas y Víctor “Pitín” Zegarra. El «Nene» siguió jugando durante 1972 por los blanquiazules hasta emigrar un año después al Basilea de Suiza, no sin antes frustrarse su fichaje por el Peñarol de Uruguay.
Solo César Cueto llegaría a vestir la blanquirroja chimbotana tras concluir su participación con Alianza Lima en la Copa Libertadores de 1972.
El hábil mediocampista íntimo, siempre parco para declarar, aseguraba, semanas antes de fichar por el José Gálvez, que «todo el peso de la solución está en manos de mi señor padre, quien sabrá por quien debo jugar».
«Trascendió en el club íntimo que César Cueto se muestra reacio a especificar cantidades cuando los dirigentes aliancistas lo solicitaban así», agregaba la crónica periodística en torno al futuro integrante de las selecciones nacionales.
Gerónimo Barbadillo y Héctor Bailetti también pudieron ser chimbotanos
Otro caso fue el de Héctor Bailetti, quien ese verano del 72 se quejó ante la prensa de que Universitario de Deportes le pagaba mal, por lo que anunciaba que solo se quedaría un año más en este cuadro. El delantero crema aseguraba ganar 10 mil soles, muy por debajo, decía, de los sueldos de las últimas contrataciones.
«Solo jugaré este año por Universitario gracias a la prórroga que me obliga, porque de lo contrario ya me hubiera ido. Ya he firmado por el José Gálvez para jugar en 1973, para lo cual tendré que trasladarme a Chimbote», advertía a la prensa.
Héctor Bailetti no tuvo que mudarse al año siguiente a Chimbote, ni siquiera cambió de barrio, pues continuó en la «U» hasta fines de 1973 cuando fichó por el nuevo millonario del fútbol peruano: Defensor Lima. Nunca jugó por el José Gálvez. En 1975 tuvo un paso fugaz por el Boca Juniors.
Gerónimo Barbadillo había debutado en el Sport Boys en 1971. Solo tenía 18 años, pero ya a inicios de 1972 anunciaba a los periodistas que su futuro estaba lejos del puerto. Aseguraba que el José Gálvez, y el Deportivo Municipal estaban interesados en sus servicios.
“Pero la oferta del José Gálvez se lleva a todas por delante”, declaraba Gerónimo Barbadillo a los diarios. Permaneció en la escuadra rosada, sin embargo, hasta fines de 1972 cuando Defensor Lima lo contrató en aquel equipo dirigido por Roque Gastón Máspoli y que salió campeón del balompié peruano un año después.
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