Tras Asunción hoy queda La Victoria…

 

Si la filosofía del gran Johan Cruyff (1947-2016) ya como entrenador fue de crear centrocampistas inteligentes y no caballos de carreras, es decir jugadores que cedieran el balón pensando en el momento justo y corriendo un kilómetro más para darle a su equipo una ventaja en defensa o ataque y mucho más cuando los minutos de juego se van inexorablemente con marcador en contra (1-0) hoy pienso que Alianza Lima rescató un buen empate a uno en su visita anoche ante Nacional de Paraguay en Asunción. Un partido en el que la derrota hubiera sido demasiado castigo para los blanquiazules pero la victoria mucho premio para los peruanos. Ello porque, finalmente, es un buen resultado para el cuadro victoriano ya que el próximo miércoles puede sellar su pase de la Fase 2 de esta vieja Copa Libertadores con una victoria en La Victoria, es decir en casa. Este 12 recibe a los paraguayos en Matute a las 7:30 p.m.

Viendo el partido anoche ya en su media hora final pude notar que los ingresos de Archimbaud, Cantero y el eterno goleador Hernán Barcos arriba recordé la frase del ex crack holandés: de pelota bien jugada y mirando el arco del enfrente. Por eso los victorianos terminaron sacando la igualdad que mucho vale aguardándola noche del 12. A esa rapidez mental de los ingresados se sumó en la conducción Ceppelini y el desborde de Eric Castillo y la fuerza y empuje de Zambrano, Garcés y el propio Trauco.

Es cierto que este Nacional paraguayo no es el Cerro Porteño u Olimpia pero de arranque se notó que Alianza salió a proponer su juego desde la posesión del balón y con acciones friccionadas: Muy pronto y con sólo dos llegadas los dirigidos por Gorosoti ya perdían 1-0. El gol expuso un error: jugar con su defensa muy adelantada y fue un mal despeje que encontró muy adelantados a Garcés y a Trauco. El primero no pudo alcanzar al delantero en el retroceso y en el centro al área, Caballero (autor del gol) también le ganó en velocidad al lateral Guillermo Enrique. Hubo un segundo gol paraguayo, anulado por offsi de, con el mismo problema: las líneas adelantadas. Sin embargo, tras ello la línea de cuatro se asentó en base a lo hecho por Zambrano. Carlos mostró cómo se debe jugar la Copa, raspando, forcejando, metiendo. E incluso avanzando al ataque con el balón en sus pies.

Quizás este es el Alianza que se acerca a lo que el hincha quiere: no dar pelota por perdida. Jugar con el balón en el pie en base a Ceppelini que siempre intenta el pase en profundidad y el pase largo bien jugado como lo pensaba Cruyff. Pero Ceppelini no tiene un socio cercano, aunque esa combinación con Eryc Castillo puede dar mucho que hablar más adelante. Alianza dominó el juego (70% de posesión), pero le costó concretar los ataques o que sus ataques sean realmente de peligro.

Salvo un cabezazo de Quevedo al cuerpo del portero cuando debió darle al balón contra el gramado y un remate desviado que controló el portero, no hubo sensación de gol real para los íntimos. Los cambios, reitero, más que mejorar a Alianza, le dieron otro aire, más rapidez y deseos de no perder y logró que así fuera.

Dos capítulos aparte: Barcos demostró su jerarquía, no solo en el juego, sino también para ordenar al equipo (le reclamó a Archimbaud sus movimientos). Además, reclamó de inmediato en la última jugada por la mano del defensa. Finalmente, el VAR decretó el penal que él mismo se encargó de marcar. La experiencia sigue mandando en la vida así sea corriendo detrás de una pelota.

El otro, Paolo Guerrero es la preocupación del equipo. El delantero salió en el minuto 70 por un esguince de tobillo. Saltó a un cabezazo y al caer se dobló el pie. Se podría perder el partido de vuelta. Durante el partido, se mostró mejor cuando Ceppelini lo buscaba como pivote más que como finalizador. Guerrero nunca encontró un buen balón en el área y en la única que tuvo el arquero atajó de forma increíble. Aunque estaba en offside.

 

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