Según un informe de McKinsey (2023), el mercado del Metaverso podría alcanzar entre 400.000 y 800.000 millones de dólares para 2026, impulsado principalmente por los sectores de entretenimiento, educación y comercio virtual.
Grandes tecnológicas como Meta, Microsoft y Apple están invirtiendo fuertemente en hardware (como las gafas Apple Vision Pro) y plataformas interoperables (Bloomberg Intelligence, 2024). Sin embargo, la adopción masiva aún enfrenta el reto de los altos costos de los dispositivos.
Un estudio de PwC (2023) destaca que los avances en IA generativa permitirán avatares hiperrealistas, mientras la integración con blockchain facilitará economías virtuales basadas en NFTs.
La consultora Gartner predice que para 2026, el 25% de las personas pasará al menos una hora diaria en el Metaverso para trabajar, socializar o aprender. No obstante, la falta de estándares comunes sigue siendo un obstáculo clave (IDC, 2024).
En el ámbito corporativo, empresas como Nike y Walmart ya están desarrollando experiencias de compra inmersivas (Forbes, 2024). Por otro lado, gobiernos como el de Corea del Sur han lanzado proyectos piloto, como «Metaverse Seoul», para ofrecer servicios públicos virtuales (The Korea Herald, 2023). Sin embargo, expertos de la OCDE (2024) advierten sobre riesgos como la brecha digital y la necesidad de regulaciones para proteger la privacidad de los usuarios.
Según un análisis de Deloitte (2024), el Metaverso podría generar millones de empleos en diseño 3D, programación y gestión de comunidades virtuales. Mientras tanto, la OMS está explorando su potencial para terapias de salud mental mediante realidad virtual (Nature Digital Medicine, 2023). Su evolución dependerá de cómo se aborden los desafíos técnicos, éticos y sociales en los próximos años.