En el marco de las celebraciones por el Día Mundial de la Salud Mental, hoy 10 de octubre, el panorama en el país no es alentador. Según cifras del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), más del 80% de personas que padecen algún tipo de trastorno mental en el país no reciben la atención especializada que requieren.
El psiquiatra Aitor Castillo, del INSM y catedrático de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, señala que esto sucede porque no existe una buena política de estado para atender estos problemas, además de que algunas enfermedades mentales como la esquizofrenia y el trastorno bipolar son estigmatizadas por la sociedad.
“El estigma ha ido disminuyendo de a pocos en relación a la depresión y los trastornos de ansiedad, que son las enfermedades mentales más comunes en el país. Sin embargo, la sociedad en su conjunto, ve a estas enfermedades con recelo o desagrado o como males incapacitantes e intratables. Este punto de vista se basa en el desconocimiento y en los prejuicios, que alientan, justamente el estigma. Hay poca oportunidad laboral para ellos y, por tanto, se les relega de un tratamiento que podría ayudarlos a llevar una vida normal”, indica.
Con respecto al problema de la esquizofrenia, el psiquiatra español Javier Quintero, Jefe del Departamento de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid, sostuvo que el tratamiento farmacológico es fundamental para tratar esta enfermedad ya que pueden disminuir las crisis psicóticas en un 30%. “Hace poco se presentó en Lima el fármaco Palmitato de paliperidona, que es el primer antipsicótico atípico en el Perú que se aplica en inyección cada 30 días. Estos fármacos mejoran la adherencia del paciente al tratamiento, y ello disminuye las recaídas”, señaló.
El trastorno bipolar, por su parte, es una condición en la que se alternan estados de ánimos de extrema euforia (manía) con otros de profunda tristeza (depresión). Esta enfermedad, que la sufren 2.4% de personas en el mundo, ha crecido en el país, y aunque el tratamiento con fármacos es fundamental para la estabilización del paciente, todavía no se la toma en cuenta ante la sociedad.
Los trastornos mentales más comunes:
Según el Ministerio de Salud, hasta el 2014, cerca de 5 millones de peruanos sufren algún tipo de trastorno mental y según el INSM, alrededor de 1 millón 700 mil peruanos sufren de depresión y 1 millón 200 mil de algún trastorno de ansiedad, lo cual las hace las enfermedades con mayor prevalencia en el país.
En el primer caso, esta enfermedad se caracteriza por una profunda tristeza, desgano, pesimismo e incapacidad para experimentar placer. La persona con depresión sufre, incluso, dolores musculares, de cabeza, articulares y abdominales, así como insomnio, fatiga y dificultades sexuales. Todo esto influye negativamente en su día a día.
El Dr. Castillo señala que, aunque más gente se trata de esta enfermedad, la persona que lo sufre no sabe reconocer que se trata de un trastorno mental o, en algunos casos, no consultan por miedo al estigma social. Por eso, añade el profesional, mientras más temprano se diagnostiquen los problemas mentales, mayor éxito habrá en su tratamiento.
No obstante, según el Instituto Nacional de Salud Mental, el 80% de los más de 300 suicidios que se dieron en el 2014 fueron producto de la depresión.
Los trastornos de ansiedad, en los que se incluyen el trastorno de pánico y el trastorno de ansiedad generalizada, producen en el paciente síntomas de agobio, preocupación constante, miedo o angustia, lo cual también los incapacita en su vida diaria.
Enfermedades mentales en Lima
Un reciente estudio del INSM, indica que solo en Lima, en el último año, el 11.8% de personas tiene un tipo de trastorno mental pero menos del 4% se atendió en los centros especializados. Algunas de las razones más comunes es que el 50% de ellos piensa que lo pueden superar solos, un 30% no confía en los tratamientos y otro 30% no sabe a dónde ir.
En ese sentido, el Dr. Castillo observa que es fundamental que se integren los cuatro pilares para una mejora en la salud mental: un diagnóstico temprano, un sistema de salud nacional que apoye los tratamientos necesarios para la enfermedad mental; el apoyo familiar y el apoyo de la sociedad para reintegrarlos a la vida social.