CIUDAD DEL VATICANO.- Una semana antes de que finalice el sínodo sobre la familia, nadie duda de que el Papa Francisco, determinado a actualizar la Iglesia, no se dejará intimidar por los conservadores y recomendará una cierta apertura.
Presente en todas las sesiones plenarias en el Vaticano, tomando notas, concentrado, el Papa Francisco escondió sus cartas para respetar la colegialidad y no dar la impresión de influir en los trabajos..
Pero esta actitud no ha impedido que un pequeño grupo de cardenales conservadores pusieran en duda la metodología del sínodo y denunciaran el poder de los «progresistas» en el comité de redacción final.
Los conservadores han advertido que se opondrán a cualquier gesto en favor de los divorciados que se han vuelto a casar o hacia las parejas en unión libre y los homosexuales.
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— Crónica Viva (@cronica_viva) October 14, 2015
Al iniciar los trabajos, el Papa Francisco se limitó a hacer tres afirmaciones incisivas: la mentalidad del complot debe cesar, no se está poniendo en entredicho la doctrina y el tema de los divorciados que se vuelven a casar es solo uno de los varios temas en el orden del día.
Papa Francisco no ha aclarado si publicará el documento final del sínodo, una forma de lograr que «se hable más» de lo habitual en las reuniones, según el rector del Instituto Católico de París, Philippe Bordeyne, nombrado experto por el Pontífice.
«Algunos prelados habrían querido que dijera qué va a hacer (…), pero creo que no quiere pronunciarse antes de saber cuál es el fruto de los trabajos», señaló Philippe Bordeyne.
Pese a las fuertes divergencias, el Papa Francisco espera avances al término de esta reunión entre cinco continentes, que se abrió el 5 de octubre.
Foto: publinews.gt
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