BELGRADO.- La agencia de noticias Tanjug, todo un símbolo periodístico de la desaparecida Yugoslavia, dejará de funcionar en los próximos días, al no encontrarse ningún inversor que quiera comprarla al Estado serbio.
Fundada en 1943 en plena Segunda Guerra Mundial por los partisanos comunistas de Josip Broz Tito bajo el nombre de «Telegrafska agencija nove Jugoslavije» (Tanjug – Agencia Telegráfica de la nueva Yugoslavia), durante la Guerra Fría fue uno de los referentes periodísticos en el mundo entero.
«Es como si de alguna manera Tanjug viviera el mismo destino que Yugoslavia porque, en cuanto empezó a romperse el país, comenzaron los ataques contra Tanjug«, explica Vojislav Lalic, quien durante cuatro décadas trabajó para la agencia.
Durante décadas, este medio aprovechó la condición de país no alineado de la Yugoslavia de Tito para informar de cualquier rincón del mundo, fuera del Este o del Oeste.
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Por eso, en los momentos de máximo apogeo político de Tito, Tanjug era considerada una de las agencia de noticias más influyentes del mundo.
En esa época, la agencia contaba con más de mil periodistas repartidos por 45 oficinas en todo el mundo.
«Tanjug tenía un papel específico y lo desempeñó bien. Fue el tiempo en que Yugoslavia era un equilibrio entre el Este y el Oeste. Tanjug encajó bien. Y el Estado comprendía cuánta importancia tenía contar con una agencia como esa», recuerda Lalic.
Algunos países incluso pedían a Tanjug enviar a un corresponsal a ciertas regiones para saber lo que sucedía allí, convirtiendo así a la agencia yugoslava en una de las más citadas del momento.
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«Fue como un correctivo. Como Yugoslavia era un correctivo entre el Este y el Oeste. Fue una agencia muy profesional», asegura Lalic, quien fue corresponsal de Tanjug en Grecia, Turquía y Suecia.
Según este veterano periodista, Tanjug fue la primera agencia que informó de la victoria de la revolución cubana durante la invasión de Bahía de Cochinos en 1961.
También fue la primera en informar en 1972 desde Reikiavik de que el estadounidense Bobby Fischer era el nuevo campeón mundial de ajedrez al imponerse a Boris Spaski y acabar así con la hegemonía soviética en ese deporte.
«Spaski entregó la partida por teléfono, dijo que no continuaría porque había analizado y visto que iba a perder. El periodista de Tanjug (en Islandia) lo supo antes de que fuese comunicado de forma oficial», señala Lalic.
Hacia el final de la Guerra Fría, Tanjug tuvo la primicia del derrocamiento del dictador comunista rumano Nicolae Ceaucescu, en 1989.
«Era una agencia que gozaba de respeto en el mundo», asegura Lalic, autor de varios libros, uno de ellos sobre la caída del presidente autoritario serbio Slobodan Milosevic.
Tras la caída del socialismo y la desintegración de la federación yugoslava en medio de sangrientas guerras, Tanjug perdió el esplendor del pasado y afrontó años de crisis, no solo periodísticos, sino también políticos.
«Sucumbió a la presión del régimen de Milosevic. Fue uno de los peores momentos en la historia de Tanjug«, asegura Lalic.
Tras el derrocamiento de Milosevic en octubre del 2000, Tanjug asumió un papel más objetivo y democrático y tuvo que hacer frente a la dura competencia de otras dos agencias (Fonet y Beta).
El escaso potencial del pequeño mercado serbio ha hecho que ningún inversor privado estuviera al final interesado en seguir adelante con Tanjug, que ayer dejó de existir como empresa pública.
Sus 188 empleados recibirán este mes su último salario y las correspondientes indemnizaciones.
La salida del Estado como propietario de medios de comunicación forma parte de las reformas que debe cumplir el país balcánico en su camino hacia la Unión Europea (UE).
EFE/ Snezana Stanojevic