BRUSELAS.– Diez días antes de los atentados en París, la madre del terrorista suicida, Bilal Hadfi, alertó a la prensa belga que temía tras el último mensaje de su hijo, a quien describía como una «olla a presión», que fuera a «estallar de un día a otro». (FOTOS)
Sus temores cobraron espeluznante realidad cuando Bilal Hadfi, convertido en un “kamikaze» del Estado Islámico, hizo explotar las bombas que llevaba adheridas a su cuerpo, a las puertas del Stade de France el pasado viernes, durante los ataques simultáneos en París.
Bilal Hadfi posa encapuchado con sus hermanos en Bruselas antes de viajar clandestinamente a Siria
«Tengo miedo de recibir un mensaje», declaró Fátima el 3 de noviembre en una entrevista al diario belga francófono La Libre Belgique, en referencia al comúnicado típico que reciben las madres de los jóvenes europeos que se han ido a Siria e Iraq para unirse a los yihadistas.
Un lacónico: «Su hijo ya está en el paraíso» o «Su hijo ya es un mártir», es la mortal confirmación yihadista que, sin embargo, nunca recibió aparentemente por tratarse de atentado de envergadura y obstaculizar las investigaciones.
«Terrorista con rostro de bebé» lo bautizó la prensa belga
En la entrevista, Fátima contaba que creía que su hijo todavía vivía en Siria y recordó que el 15 de febrero se fue, prometiendo a su familia que viajaba a Marruecos a visitar la tumba de su padre, muerto ocho años antes, cuando tenía apenas 12 años.
De nacionalidad francesa, la familia vive en Bruselas, donde nacieron los tres hijos de la familia. Días antes de irse Bilal visitó a su madre y lloró. Ella ahora se da cuenta de que su hijo se estaba despidiendo para siempre.
Bilal Hadfi, el menor de tres hermanos, estudiaba electricidad en un instituto de formación profesional. Sus profesores contaron al diario belga que la radicalización del joven fue muy rápida. En enero pasado, tras los atentados de París contra la revista satírica «Charlie Hebdo«, Bilal con sus profesores porque defendía a los terroristas.
«Bilal monopolizó el debate, defendía los ataques, decía que era normal, que había que parar la libertad de expresión y los insultos a la religión. Me preocupó y lo señalé por escrito a la dirección», contó su profesora Sara Stacino a la televisión VRT. Pocos días después Bilal se iba.
Se entrenaba con fusiles para «matar policías», como señalaba en las redes sociasles
Su madre decía que su mundo se hundió, que se culpó a sí misma por no haber visto lo que pasaba con su hijo y que ahora se daba cuenta de cambios de comportamiento que suelen hacer los jóvenes que terminan radicalizándose.
Dejó las drogas y alcohol
«Dejó de fumar, dejó la marihuana, ayunaba lunes y jueves. Yo encontraba positivo que no bebiera más alcohol y no fumara más» dijo tras señalar que ella y sus otros hijos consiguieron mantener el contacto con Bilal durante meses.
El joven les decía que en Bélgica «yo no tengo un lugar» y pedía a su madre que fuera a unirse a él en Siria, con el ISIS. La madre le decía que si iba a Siria sería sólo para traerlo de vuelta. Y él le respondía que no entendía cómo se quería quedar «en un país de descreídos».
La madre no advirtió a la Policía, temía que eso impidiera a Bilal volver a Bélgica, pero los agentes lo tenían fichado. El 8 de marzo una brigada de intervención especial tumbó la puerta y entró en casa.
No detuvieron a nadie pero confiscaron varios objetos de Bilal. Fátima aseguraba en la entrevista que en los últimos tres meses no tuvo ningún contacto por parte de su hijo y que temía que hubiera muerto.
El pasado viernes, a pocos metros del Stade de France, Bilal hizo explotar su cinturón de explosivos en una calle casi desierta. No tenía un boleto para el partido. Esa bomba sólo acabó con su vida. (ECHA- Agencias)