Joan Manuel Serrat deleita a ecuatorianos y vuelve a Lima

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QUITO.- El cantautor español Joan Manuel Serrat deleitó a Quito con su «Antología Desordenada», el concierto de su actual gira y que en la capital ecuatoriana ha mostrado su lado más íntimo y apasionado.

Su gira «Antología Desordenada», diseñada para recordar los 50 años de trayectoria musical del catalán, dejaron ver al auditorio su firmeza en la voz y en el manejo del escenario.

«Caminante no hay camino» y «Aquellas pequeñas cosas» sellaron una noche de complicidad con el público quiteño del cantautor catalán que este fin de semana concluirá su gira en la capital peruana.

Durante cerca de dos horas Serrat hizo gala de su renombrado arte y abrió el recital en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana de una manera elegante y descomplicada con «El carrusel del furo».

Aparentemente afectado por el frío y la altura de Quito (2,850 metros sobre el nivel del mar), Serrat debió pedir a sus músicos que detuvieran su segunda canción, «De vez en cuando la vida», por unas molestias en la garganta.

Sólo al final del concierto contó que ese malestar fue causado por haber comido «tostado» (maíz tostado, muy popular en Ecuador) antes de su presentación.

Tomó un sorbo de agua y empezó nuevamente a cantar con la fuerza que le han llevado a ser uno de los cantautores más importante en tierras latinoamericanas.

Recordó las canciones que lo han inmortalizado y que con ahínco coreó un público sorprendido, porque el artista compartió con ellos hechos de su vida que marcaron su vida artística.

«Mi niñez», «Hoy por ti mañana por mí» y ‘Tu nombre me sabe a hierba» cerraron su primer bloque de canciones entre comentarios que no dejaron de lado asuntos espinosos como el maltrato infantil y los agravios a la niñez.

Tomó una silla y con guitarra en mano cantó «Niño silvestre» y «Algo personal», como para recordar alguno de sus clásicos, aunque tampoco faltaron sus temas en catalán y enlazadas.

Prosiguieron «Canción de cuna», dedicada a su madre, y luego «Palabras de amor», que la cantan en «serenatas, karaokes, bautizos, bodas y divorcios y, tal vez, en velorios», bromeó antes de cantarlas.

«Ahora que tengo 20», una de sus canciones «más amortizadas», con el paso de los años ya no se notaba «muy bien» y por eso decidió «jubilarla», contó.

«Pero soy un catalán y no puedo ir por la vida tirando éxitos. Y seguimos con la canción y por cuenta propia decidí retocar la canción y cambiarle solamente el título. Hoy se llama «Llevo veinte años diciendo que hace veinte años que digo que tengo veinte años», dijo en medio de la risa de los asistentes.

Rememoró que han transcurrido cincuenta años desde la primera vez que pisó un escenario y, por eso, dijo que esta gira recuerda aquellas canciones que le han permitido llegar al éxito.

Por eso, afirmó sin tapujos, que su exitosa carrera le ha permitido «hacer algo que me gusta, que me divierte y con lo que me gano la vida».

«Son canciones que corresponden a mi prehistoria musical», comentó sin dejar de hacer bromas durante todo el espectáculo que continuó con melodías como «Señora», «Esos locos bajitos», «Para la libertad» y «No hago otra cosa que pensar en ti», en la que aprovechó para destacar a los cinco músicos o su «flotilla» que le acompañan.

En el proyecto de «Antología Desordenada» trabajó por dos años y no olvidó detalles como «Mediterráneo», «Lucía» y «Hoy puede ser un gran día», que provocó que por dos ocasiones el público se levantara de sus asientos para ovacionarlo.

 

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