Hace exactamente 27 años el periodista Hugo Bustíos Saavedra fue cruelmente asesinado cuando agentes militares le dispararon y dinamitaron en las inmediaciones de Huanta, Ayacucho, un día como hoy en el año 1988. Hasta la fecha los militares que fueron hallados culpables están libres, y solo uno es procesado por la acusación de ser el autor intelectual.
Muchas diligencias tediosas tuvieron que pasar para que en el 2007 fueran sentenciados como culpables del homicidio los militares Víctor La Vera Hernández y Amador Vidal Sanbento, que fueron liberados en el 2011. Y este año iniciaron el proceso judicial en el que acusan al exministro del Interior, Daniel Urresti, de ser el autor mediato del crimen.
En la fecha de su homicidio, Hugo Bustíos tenía 38 años, era presidente en funciones de la Asociación Nacional de Periodistas (ANP) filial Huanta, en Ayacucho, reportero de la revista Caretas, tenía un espacio radial en la emisora local ‘Radio Amauta’ y era un exitoso comerciante de esa zona como dueño de la empresa Proexta.
El Perú estaba sumido en una época oscura, llena de pánico colectivo por la presencia de los grupos terroristas Sendero Luminoso y MRTA; el primero, surgido en Ayacucho, tenía bastante presencia en el lugar. Hugo Bustíos ya había denunciado los crímenes que realizaba, así como los abusos que cometían las fuerzas armadas para intentar amilanar a los subversivos, muchas veces en vano.
Bustíos Saavedra era abogado de profesión, ayudaba mucho a la gente de su comunidad, en Huanta, en procesos judiciales y por eso lo llamaban el ‘docto’. Ya en 1984 había sufrido los rezagos del terror cuando fue detenido contra su voluntad durante 12 días por agentes de la marina que lo torturaron inhumanamente.
Margarita Patiño Rey-Sánchez, cónyuge de Hugo Bustíos, relató a la Comisión de la Verdad y la Reconciliación sobre este hecho: «Había sido torturado de la peor forma, vilmente, tenía las muñecas desolladas de lo que le habían ajustado con las esposas, no era el mismo, porque venía con una chompa completamente raída, la plantilla de una zapatilla completamente destrozada, amarrada con hilos de cabuya (…). el estómago lo tenía completamente, era un morado casi azul. En los glúteos tenía tres huellas quemadas con moneda.»
El nombre de su buen amigo, Abilio Arroyo, fue invocado muchas veces según le contó luego que fuera liberado. Ya en el año 1986, cuando este huye de las amenazas de Sendero Luminoso, Hugo Bustíos asume sus responsabilidades como presidente de la ANP Huanta, director del noticiero de ‘Radio Amauta’ y corresponsal de Caretas.
Abilio Arroyo escribió en la edición siguiente a la fecha del homicidio de la revista Caretas, correspondiente al 28 de noviembre de 1988, un artículo titulado ‘La pasión de Hugo’, en el que cuenta: “Todos los periodistas huantinos lo considerábamos como un hermano mayor (…). Conversador, alegre, hasta socarrón, tenía también una especial predisposición para alentar a los periodistas jóvenes. Como presidente de la ANP, hizo un convenio con la Universidad de Ica para que los jóvenes periodistas huantinos pudieran capacitarse siguiendo cursos por correspondencia”.
Y agrega: “Hugo (Bustíos), cámara en ristre, fue un excepcional testigo de la violencia en mi tierra. Denunció tanto las matanzas de Sendero como los excesos de los militares.”
Estas características, comunes en los periodistas comprometidos con la profesión, lo hicieron más conocido en la zona, además de llegar a ser alguien muy querido por todos, pues se identificaba con las personas vulnerables.
Margarita Patiño le decía a su esposo que dejara el periodismo porque era muy riesgoso, especialmente en una zona donde el terrorismo se había extendido tanto, ya que el negocio de comercio generaba ingresos suficientes para la familia y que comenzara a pensar a sus 4 hijos, ante lo que el hombre de prensa le respondía: “China, yo llevo el periodismo en la sangre”.
En julio de 1988, el fiscal superior de Ayacucho, Carlos Enrique Escobar, fue a la base militar de Castropampa con una lista de 60 nombres de personas presuntamente desaparecidas, acompañado de algunos de sus familiares, fueron atendidos por Víctor La Vera Hernández, conocido como ‘Javier Landa Dupont’, que discutió fuertemente con el fiscal porque le mencionaba el incremento de desaparecidos desde que él había entrado a la base. Como no quiso dejarle entrar, el representante del Ministerio Público le enseñó una foto que le tomara Hugo Bustíos meses antes.
Esto dejó en shock a Víctor La Vera porque los terroristas acostumbraban asesinar y desaparecer a los jefes de las bases militares, por esto los altos mandos de las fuerzas armadas usaban seudónimos y no permitían que mostraran sus fotografías; desde que se enteró que Hugo Bustíos le tomó la foto en la puerta de la base, lo consideró una amenaza y hasta lo acusó de colaborar con los terroristas.
Según relató Margarita Patiño a la revista Caretas luego del crimen, la mañana del 24 de noviembre de 1988 se enteraron del asesinato de la señora Primitiva Jorge Sulca y su hijo, Guillermo Sulca Jorge, a manos de Sendero Luminoso.
En ese momento se encontraba con ellos Eduardo Rojas Arce, compañero de trabajo de Hugo Bustíos, por lo que fueron juntos hasta la casa de la señora para indagar lo ocurrido, los acompañó el hijo del periodista, Hugo Bustíos Patiño.
Los agentes militares impidieron que ingresaran a la escena del crimen, ante lo que decidieron buscar al jefe de la base militar de Castropampa, conocido por Hugo Bustíos, para conseguir el permiso respectivo.
Ante una segunda negativa, luego de regresar con agentes de la, en ese entonces, Guardia Civil, fueron directamente a la base militar de Castropampa donde obtuvieron el permiso luego de que el teniente coronel Víctor La Vera Hernández, tuviera una conversación que duró entre 10 y 20 minutos en la que cuestionaba a Hugo Bustíos si conocía al líder senderista ‘Sabino’, capturado días antes y del que buscaban mayores contactos.
Los periodistas fueron a la casa de Hugo Bustíos para dejar a Margarita Patiño, que los había acompañado a la base en Castropampa, y luego se fueron en moto de regreso a la casa de la señora Primitiva.
Según relata Margarita Patiño, en el camino de regreso un grupo de agentes militares comenzaron a disparar contra los periodistas, dejando malherido a Hugo Bustíos que cayó de la moto y le gritó a su compañero de labores que huyera porque eran del Ejército.
Cuando Eduardo Rojas estaba huyendo, escuchó una detonación, por lo que volteó y vio que su compañero estaba elevado varios metros. Horas después, cuando fueron a recoger los restos del periodista, encontraron su mano izquierda a varios metros de distancia.
Luego del sepelio, la viuda de Hugo Bustíos, un testigo y su compañero, que quedó muy malherido, fueron a Lima para realizar la denuncia correspondiente y pedir garantías para sus vidas, pues fueron amenazados por los militares, porque los acusaban de ser responsables del crimen.
Pese a que intentaron llegar a la justicia, en ese momento ni si quiera consiguieron abrir un proceso judicial. La situación se complicó en 1995 cuando fue aprobada y promulgada la ley de Amnistía (N° 26479), que concedió amnistía a los militares, policías y civiles que se encontrasen “denunciados, investigados, encausados, procesados o condenados por hechos derivados u originados con ocasión o como consecuencia de la lucha contra el terrorismo desde mayo de 1980″.
Ante esto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos intervino para que el Estado peruano reabriera el caso, además de sancionarlo por permitir su prescripción. Es así que inician las investigaciones para hallar a los culpables.
Luego de las investigaciones y el proceso judicial por el homicidio de Hugo Bustíos, los jueces de la Sala Penal Nacional hallaron culpables a Víctor La Vera Hernández y Amador Vidal Sanbento, de ser coautores del delito contra la vida, el cuerpo y la salud en la modalidad de asesinato del periodista.
Dos años después de la sentencia, en el 2009, Amador Vidal Sanbento, que fue hallado como el responsable de colocar el artefacto explosivo junto al cuerpo de Hugo Bustíos, declaró que Daniel Urresti Elera, conocido en 1988 como capitán ‘Arturo’, tenía implicancia directa en el crimen.
En el 2011, cuatro años después de dictada la sentencia, los condenados fueron liberados del penal castrense en el que estaban recluidos, sin cumplir si quiera la cuarta parte de su condena y sin pagar la reparación civil.
En el 2013, Vidal Sanbento cambió su versión y declaró que ‘Arturo’ no tuvo implicancia directa, sino que fue el autor mediato, es decir, el mando que dio la orden. Ahora, el exministro del Interior, Daniel Urresti, enfrenta un juicio, abierto este año, que está en la etapa oral en el Colegiado B de la Sala Penal Nacional, acusado por el fiscal Luis Landa Burgos.
Esta travesía parece no tener fin, cuando iniciaron el proceso y solicitaron al Ejército que facilitara la jerarquía no la dieron, pese a que los culpables recibieron sentencia privativa de la libertad están libres, ahora está abierto el juicio para hallar al presunto autor intelectual. Después de conocer todo lo que hay detrás uno se pregunta ¿Hasta cuando habrá impunidad con Hugo Bustíos?
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— Crónica Viva (@cronica_viva) October 11, 2015