Zuliana Lainez: «Un periodista como tal se debe a la gente»

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Zuliana Lainez Otero, Secretaria General de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP), fue entrevistada por la periodista María Almodóvar del diario El Correo Gallego durante su estancia en Santiago de Compostela, España.

Zuliana, ¿qué le trajo a Santiago?

Fundamentalmente dos cosas: Primero, concretar una alianza de cooperación entre una universidad que tiene la Asociación de Periodistas de Perú, que va a firmar en diciembre un convenio marco con la USC con la idea de hacer intercambios universitarios y algunas investigaciones conjuntas. El segundo motivo, afianzar las relaciones con los compañeros de la Asociación de Periodistas de Santiago, con los que coincidimos en la Federación Internacional de Periodistas (FIP), en la que tuvimos una reunión en la que vimos que la realidad en América Latina y en Europa podría parecer muy distinta, pero el periodismo en esencia es el mismo, los problemas se parecen más de lo que realmente pensamos.

¿Entonces no existen tantas diferencias cómo se cree?

Si uno ve América Latina en general, no solo Perú, el principal problema es la violencia contra los periodistas. En Europa el problema fundamental es la ­precarización laboral. El tema es que por esta etapa de precarización América Latina ya ha pasado.

Además, hay una gran diferencia entre los periodistas que ejercen en las capitales (Lima, Bogotá, Buenos ­Aires, Río…) y la gente que ejerce en las regiones, pues en ellas no hay periodistas en plantilla. En radio o en televisión tienen que alquilar un espacio y conseguir publicidad para pagarlo y pagarse su salario. Son autónomos a la fuerza porque la situación de precarización es extrema.

Si a eso le añades problemas de seguridad, cuando a un periodista lo amenazan no tiene un medio de comunicación detrás que lo apoye. Entonces para que eso no suceda, callan los temas, por ejemplo en Colombia, para que no los maten. La seguridad sigue siendo un problema latente que está generando autocensura en buena parte de América Latina.

¿Y qué me dice de la pluralidad informativa?

Hay un alto grado de concentración de la propiedad en los medios que hace que muchos de los discursos sean muy homogéneos. En Perú tenemos un caso de publicaciones escritas donde un solo grupo tiene el 80 % de la propiedad editorial y, claro, eso crea problemas de pluralidad informativa, pero crea también problemas laborales para los periodistas, porque alguien que se pelea con alguien del grupo reduce sus oportunidades laborales a un 20 % del mercado. Y uno lo puede mirar muy negativo, pero también hay cosas en América Latina que en Europa no están pasando.

¿Por ejemplo?

A pesar de las situaciones precarias, en América Latina se hace mucho periodismo de investigación. A nosotros nos extraña que cuando miramos la prensa española, que es con la que estamos más cercanos, vemos mucho periodismo de opinión e interpretativo, pero no vemos mucha investigación fuerte.

Entonces, ¿diría que es más vocacional el periodista latino?

Las comparaciones son odiosas, pero hay mucha vocación. Con toda esa realidad, hay mucha gente estudiando Periodismo. La gente sí se cree, sobre todo la del periodismo de las regiones, que es posible transformar situaciones, darle voz a la gente que no la tiene… El periodismo es incómodo, levanta la alfombra y te cuenta eso que la gente no quiere que se sepa. A mí me da mucha rabia cuando voy a un congreso y los periodistas empezamos a hablar del periodismo ciudadano. Lo que la gente hace a mí me encanta, pero eso no es periodismo, eso es ejercicio de la libertad de expresión.

¿Qué es, entonces, para usted ser periodista?

Investigar, contrastar. Un periodista tiene una cosa que a mí me parece clave en cualquier parte del planeta: credibilidad. Tardas mucho en hacerla y la pierdes en un segundo y muchas veces por cosas tontas, como en la competencia en la primicia. Periodismo no es solo difusión.

¿En América Latina hay, Zuliana, más obstáculos por ser no solo periodista, sino mujer?

Es innegable que en el periodismo hay brecha salarial y lo sé por experiencia propia y por experiencia de colegas mías. Hay un 20, 30 o 40 % de diferencia haciendo el mismo trabajo que un hombre. En América Latina hay una feminización del periodismo, en redacciones, pero no como altos cargos. Yo vengo de una organización sindical que tiene 80 años de funcionamiento, Asociación Nacional de Periodistas del Perú, y tuvieron que pasar casi 80 para que existiese una secretaria general y claro, yo tenía el gran problema de ser mujer y además muy joven cuando asumí la secretaría. Pero hay más discriminación siendo mujer y mayor. Incluso, el tema de la agresión es diferente entre hombres y mujeres. El ataque personal y moral a las mujeres cuando hacen una investigación contra autoridades es brutal en comparación con los hombres.

¿Ha sentido miedo?

No, pero he sentido rabia de saber que hay periodistas de investigación muy valientes haciendo totalmente solas trabajos de investigación y que te llaman para decirte: ‘Oye, que ha aparecido un pasquín hablando de mis relaciones sentimentales anteriores’, y eso emocionalmente te marca y es una barrera más que no lo ves con los compañeros.

¿Su pasión por el periodismo de dónde le viene?

Hay un componente familiar, pues porque mi padre es periodista. Mi infancia la recuerdo en una redacción.

Mucha gente dice que de un periodista uno no puede fiarse.

(Risas). Tendría que fiarse. Nosotros, desde la FIP, defendemos al periodismo y a los periodistas. La lógica de los medios es otra cosa. Las empresas de comunicación se mueven por otros intereses. El periodismo ni nace ni muere en un medio de comunicación, quizá sea el lugar donde encuentra el campo más fértil, pero yo creo que a nosotros como periodistas nos toca defender el periodismo y hay empresas de comunicación que asumen políticas partidarias muy claras.

De todos modos, el periodismo en general no es libre, ni siquiera en un país democrático.

Hay muchas presiones, desde las políticas, empresariales… Aunque yo creo que con el nuevo sistema de medios y con el periodismo digital surgen nuevos temores. Yo creo que cuando uno habla de libertad de expresión, antes solo hablaba de los Gobiernos y de los Estados, y ahora hay que mirar a los proveedores de Internet, porque al final te bloquean un IP y la gente no puede acceder a un medio, con lo cual te limita la libertad de expresión.

¿Cuál es su mayor deseo en su profesión?

Fundamentalmente, que el periodismo no pierda su esencia, que se recupere en lugares donde está venido a menos. Yo sé que aquí pasa y en Perú también. En muchos lugares de América Latina es una profesión que está minimizada. Hay que recuperar una práctica ética del trabajo, que entendamos que nos debemos a la gente, que te debes a la colectividad, que al final un periodista como tal ni siquiera se debe a la empresa… y esto es muy incómodo decirlo (ríe). Tu compromiso está con la gente, pues el periodismo en las redacciones está muy bien, pero el periodismo está en la calle y hay que entender que el intrusismo profesional perjudica, ya que hay abogados y economistas estupendos con unas hojas de vida espectaculares, pero que cuando llegan a las redacciones como editores no saben la lógica del periodismo.

¿Cuál es la situación más delicada a la que se ha enfrentado y que le ha llevado, a lo mejor, a pensar en abandonar?

Tirar la toalla no, pero creo que profesionalmente la época más dura fueron los noventa.Teníamos un Gobierno muycomplicado para hacer investigación y nos mataron a mucha gente que era parte del sindicato. Y quizás la vehemencia de la juventud te animaba a seguir adelante.

Entrevista publicada el lunes 23 de noviembre de 2015 en El Correo Gallego.

 

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