MOSCÚ.- El Kremlin empezó a congelar los vínculos comerciales, energéticos y de turismo con Turquía después de que cazas de ese país derribaran el martes un avión de combate ruso que sobrevolaba cerca de la frontera, informó este miércoles el diario Russia Today.
Tras cancelar su visita a Estambul, el canciller Sergei Lavrov recomendó a la población rusa que no viaje a Turquía, por lo que varias aerolíneas dejaron de operar, lo que podría costarle a Ankara una caída de 30.000 millones de dólares en ingresos por turismo, en un evidente boicot.
«La gran cantidad de incidentes terroristas en territorio turco no es menor que en Egipto, según nuestros cálculos , y por ese motivo, por supuesto, recomendamos a nuestros ciudadanos, en viajes turísticos o de otra clase, que no vayan en estos momentos a Turquía», explicó el canciller ruso.
La actividad turística es solo uno de los rubros afectados, ya que, como advirtió el presidente Vladimir Putin, el ataque al avión Su-24 tendrá consecuencias en las relaciones bilaterales.
Algunos analistas estimaron que se podría interrumpir la construcción de la primera planta nuclear de Turquía, proyecto que demanda una inversión de 20.000 millones de dólares.
El boicot también podría alcanzar en un futuro al gasoducto con el que Rusia tenía previsto enviar gas natural a Turquía a través del mar Negro.
El gobierno de Turquía ya había puesto la primera piedra de la central nuclear Akkuyu de diseño ruso
Asimismo la industria agroalimentaria turca puede sufrir consecuencias. Ya se ha detenido un cargamento de 162 toneladas de pollo, mientras que se esperan repercusiones en la exportación a Rusia de frutas y vegetales, ya que Turquía es el principal proveedor de estos productos.
El comercio entre ambos países superó los 30.000 millones de dólares durante 2014 y, para este año, el vicecanciller ruso, Alexéi Meshkov, preveía llegar a los 100.000 millones, cifra comprometida por la implementación del boicot. (ECHA- Agencias)