El 1 de mayo es el Día del Trabajador. Y la fecha nos pone en agenda el mayor drama de la región: el desempleo. CRÓNICA VIVA trae la voz de Guy Ryder, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El primer director de las canteras del movimiento sindical que asumió la conducción de una instancia tripartita en la que debe lidiar con trabajadores, empleadores y Estado.
Para el británico Guy Ryder, América Latina está frente al desafío de la productividad, que no es responsabilidad única de empresarios, sino también de gobiernos y sindicatos.
¿Cuál es su visión del mercado laboral en la región?
América Latina ha vivido últimamente un ciclo de crecimiento económico bastante positivo.
Además, los mercados de trabajo han resistido relativamente bien los efectos de la crisis que ha golpeado a la economía mundial.
Hay una tasa de desempleo de 6 por ciento, que históricamente es muy baja. Desde ese punto de vista, es un muy buen momento.
Sin embargo, uno de los temas principales que se debaten son la calidad del empleo y, sobre todo, la informalidad.
América Latina tiene tasas de informalidad casi del 50 por ciento, que son muy elevadas. Eso es un gran desafío. Muchos gobiernos han decidido hacer de la formalización una prioridad de sus políticas, lo que es muy positivo.
¿Qué otras cosas le preocupan?
El diálogo social. Desarrollar políticas mediadas por procesos de este tipo tienen un valor añadido, por dos razones: por un lado, hay un aporte de gobiernos, trabajadores y empleadores, y por el otro, tienen legitimidad.
América Latina no ha tenido procesos de diálogo social muy sólidas, ahí hay un campo donde podemos mejorar.
¿Cómo atacar ese problema de la informalidad laboral?
La reglamentación del mercado de trabajo debe de ser adecuada a la realidad de la economía. Una sobre reglamentación puede generar este fenómeno.
A veces, a los empresarios les cuesta mucho formalizar el trabajo que ofrecen aunque quieran hacerlo. Tenemos que buscar métodos que lo faciliten.
¿Cuáles son las políticas que promueve la OIT para generar empleo decente?
Es una combinación de políticas que genere puestos de empleo suficientes y bien remunerados.
También promovemos la idea de un piso universal de protección social; en América, cuatro de cada diez trabajadores no tienen protección social de ningún tipo.
Además, como ya lo mencioné, el diálogo social es vital.
Aquí es clave el papel de las empresas. A. Latina está frente a un desafío de la productividad, que no es responsabilidad única de los empresarios, también de los gobiernos y de los sindicatos.
La destrucción de puestos es grande. ¿Hay que replantear la concepción de pleno empleo?
Cuando se comienza a hablar de la recuperación de la economía, la OIT tiene que recordar que la tasa mundial de desempleo está en niveles históricamente altos; hay cerca de 200 millones de personas sin trabajo.
La mala noticia es que esa cifra sigue subiendo.
Es una situación inaceptable.
Creemos que la creación de empleo debe estar en el centro de las políticas nacionales de cada país y de la agenda mundial. No nos podemos resignar a pensar que el pleno empleo es una utopía.
¿Cuál sería entonces una tasa de desempleo mundial aceptable?
Históricamente hemos pensado que estaría entre 2 y 3 por ciento, pero es inaceptable que cualquier persona que quiera trabajar no logre hacerlo.
¿Estamos ante una generación perdida de trabajadores?
Sí, lamentablemente. En algunos países, diría que es un riesgo, pero en otros es una realidad.
En Europa, por ejemplo, más de una tercera parte de los jóvenes desempleados no tiene trabajo desde hace más de un año, y todos los estudios demuestran que si esa persona está por fuera del mercado laboral al principio de su vida profesional por ese lapso o más, eso va a tener repercusiones a lo largo de su carrera laboral.
Cuesta mucho que un joven se inserte de manera exitosa al mercado tras esa pausa.
Lo de la generación perdida no es un cliché, es una realidad.
¿Qué recomendación le daría a alguien que está desempleado?
Lo primero es que no decline a su obligación de seguir buscando trabajo.
En mi opinión, estar desempleado es una experiencia muy desagradable que deprime.
Hay que reaccionar de forma más positiva. También hay que buscar oportunidades de formación para mejorar las posibilidades de conseguir trabajo.
Pero el mensaje que esa persona les tiene que dar a los políticos, sindicalistas y empresarios es: «estoy aquí, quiero trabajar, ustedes deben responder por mi derecho a hacerlo». (Entrevista: Álvaro A. Cuéllar – Editor Portafolio.co).