BUENOS AIRES.- La presidenta argentina, Cristina Fernández, reivindicó hoy, en su penúltimo acto público antes de concluir sus ocho años de mandato, las políticas de su gobierno, llamó a la unidad de todos los argentinos y garantizó que su fuerza aportará a la gobernabilidad de la próxima gestión.
«Ojalá que todos los argentinos puedan vivir cada día mejor. Lo importante es que nos unamos entre los argentinos», dijo Cristina Fernández en la localidad bonaerense de Quilmes, en el acto de inauguración de obras de electrificación ferroviaria.
Ante cientos de militantes kirchneristas, la saliente mandataria sostuvo que a lo largo de la historia de su país se ha intentado «dividir y enfrentar» a los argentinos con «falsos dilemas».
«Es necesario conservar la unidad de todos los argentinos porque van a intentar que nos enfrentemos, porque cuando nosotros nos enfrentamos, las pequeñas minorías se benefician. No hagamos una vez más el juego y mantengámonos unidos los argentinos«, pidió Cristina Fernández, quien el próximo jueves traspasará el poder al opositor Mauricio Macri.
La jefa de Estado, líder del peronista Frente para la Victoria, pidió a sus seguidores no «perder el tiempo en peleas internas» y «tener las metas en claro».
«Tenemos la inmensa responsabilidad de cuidar y defender todo lo que se ha construido. Por otra parte, también tenemos la inmensa responsabilidad de aportar gobernabilidad al país, porque somos una fuerza política que no vamos a hacerle a un gobierno, aún cuando no sea de nuestro signo, todo lo que nos hicieron a nosotros. No lo vamos a hacer», aseguró.
En momentos en que muchos analistas vaticinan que se aproxima una fuerte puja interna en el peronismo, Fernández señaló que «se necesita mucha racionalidad e inteligencia» para «entender que la unidad es un factor fundamental».
«Y no podemos pedirle unidad a los argentinos si no somos nosotros mismos capaces de construir nuestra propia unidad», consideró.
Pidió a los militantes «volver a bajar al territorio, a los barrios, a las fábricas, a las reuniones vecinales, a los colegios y universidades, para allí convencer y persuadir».
Recordó que su esposo y antecesor, el fallecido presidente Néstor Kirchner, llegó al gobierno en mayo del 2003, cuando el país estaba «en ruinas».
«No fueron doce años fáciles. Nos la hicieron bastante difícil. Pero lo difícil tiene un gusto diferente, el orgullo de haber superado las adversidades, los obstáculos, los palos en la rueda. Y lo hicimos con amor, sin resentimiento y para todos los argentinos», afirmó.
En su discurso, Cristina Fernández resaltó las obras realizadas por su gobierno en materia de transporte, educación y seguridad social, entre otros puntos, y dijo que «en muchas de estas cosas hay inversión de vida, inversión de sueños, de convicciones».
«El Banco Interamericano de Desarrollo te presta dólares, pero no te presta sueños. Los inversores te dan préstamos, pero no te dan alegría ni convicción. Nosotros hemos hecho en estos años una conjunción: la inversión de sueños, de dignidades, y la inversión de recursos como no se tiene memoria», aseguró.
«Hemos invertido mucho en dignidad. Lástima que nos hayan cobrado tantos intereses por tener tanta dignidad. Pero no importa: bienvenida la usura de intereses cuando te los cobran porque sos digno», añadió.
La saliente mandataria aseguró que tiene la tranquilidad de haber «defendido» durante sus ocho años de gestión «los intereses del país, pese a todas las presiones».
«Si hay que ir solos en la dirección de defender los intereses de la patria y de las grandes mayorías nacionales, iremos solos. Y si no nos acompañan los dirigentes, empuñen la bandera porque la bandera de los derechos que han conquistado es de cada uno de ustedes, no es de nadie, ni siquiera mía ni de Néstor, es de ustedes», concluyó Cristina Fernández.