Esa es una de las más importantes interrogantes que la multitudinaria legión de fanáticos de la Guerra de las Galaxias debe estar resolviendo estos días tras el estreno de la tan esperada película Star Wars Episodio VII: El despertar de la Fuerza. ¿Qué tan efectivo es el aporte del cineasta J.J. Abrams a la saga creada por George Lucas? ¿Realmente valía la pena hacer una nueva trilogía de este clásico de la cinematografía de ciencia ficción? ¿El director acertó o decepcionó?.
Bueno, es tan fresco el debut de Star Wars Episodio VII: El despertar de la Fuerza a nivel mundial, que en términos netamente de taquilla no se puede hacer una valorización concluyente. Es fácil predecir que no se tratará de un fracaso, pero los pronósticos de Disney no son millonarios, sino multimillonarios. Quieren que este nuevo capítulo de La Guerra de las Galaxias llegue al top five de los filmes más vistos de la historia. Debe superar a la tercera, también estrenada este 2015: Jurassic World. Eso sería la “nota aprobatoria” para J.J. Abrams.
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Sobre la cinta Star Wars Episodio VII: El despertar de la Fuerza, en esta columna daré un análisis, claro sin “quemarle la película a nadie”, es decir sin soltar spoilers (detalles de la trama). Lo primero que respondería es a algunas críticas llegadas desde el Viejo Continente. Acusan que a J.J. Abrams le faltó atrevimiento al asumir el proyecto de relanzar la saga intergaláctica. Me imagino que esto lo dicen en referencia al reboot de Star Trek, donde Abrams realmente revolucionó la historia de Viaje a las Estrellas.
Hay que hacer diferencias, Star Trek tiene un universo de tramas y subtramas desarrolladas tanto en el cine como en la televisión. En cambio, a J.J. Abrams se le pedía específicamente continuar con la senda creada por George Lucas, darle lugar a los viejos personajes (Han Solo, Leia, Luke Skywalker) e introducir nuevos que perduren la saga.
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Ahora, ese temor por escapar demasiado del clásico formato hace que se termine realizando una suerte de “revivir” de la primera película (de 1977) que en el enredo cronológico de Star Wars termina siendo el cuarto episodio. Hay varios “espacios comunes”, un androide con mensaje secreto, una joven heroína (muy parecido al rol de Luke Skywalker, pero jugando a tono con el papel cada vez más importante de la mujer), escenas de desierto, una cantina con seres monstruosos, un arma de devastadoras posibilidades, la inesperada tragedia y los puntos suspensivos para el siguiente episodio.
Si usted, amigo lector, no ve el parecido entre el Star Wars Episodio IV: Una nueva esperanza y Star Wars Episodio VII: El despertar de la Fuerza, le recomiendo volver a ver la primera. De seguro observará que no son “igualitas”, pero tienen su gran “parecido”. Fuera de ello, la película es buena y pienso que tiene posibilidades de destronar a Jurassic World. Todos los fanáticos irán al cine a verla en esta Navidad.
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Con respecto a la continuación de la saga, los nuevos personajes tienen “potencial” y con el apoyo de los veteranos: Finn (John Boyega), Rey (Daisy Ridley) y el androide BB-8 pueden seguir adelante. El punto flaco es Kylo Ren, un Darth Vader con problemas de personalidad, y digamos no tan fuerte a la hora de empuñar su sable de luz. Por lo pronto, vaya al cine, y juzgue usted mismo a Star Wars Episodio VII: El despertar de la Fuerza.