WASHINGTON.- El abandono hoy del senador Lindsey Graham reduce la abultada pugna republicana por la nominación para las elecciones presidenciales del 2016 en EEUU, en la que los peor situados luchan por la supervivencia, mientras crecen las apuestas sobre quiénes serán los próximos en tirar la toalla.
«Hoy he suspendido mi campaña para presidente. Quiero agradecer a todos los que han viajado conmigo», dijo hoy en un vídeo de despedida Graham, cuyo apoyo en las encuestas de intención de voto estaba próximo al 0 %, según la web de Real Clear Politics, que confecciona un promedio diario de los principales sondeos.
Su retirada deja a 13 contendientes en la lucha por la nominación republicana, liderada por el magnate inmobiliario Donald Trump, que reúne a nivel nacional el apoyo de un 34.4 %, seguido de lejos por los senadores Ted Cruz (17.1 %) y Marco Rubio (12.3 %), según los datos de hoy de Real Clear Politics.
A pesar del fenómeno provocado por Trump, el analista David Byler cree que la competición ha seguido tendencias similares a anteriores campañas, y llama la atención sobre los abandonos que podrían producirse tras los caucus (asambleas populares) de Iowa y las primarias de Nuevo Hampshire, que tendrán lugar en febrero.
El calendario de primarias arrancará en estos dos estados cruciales, donde los candidatos tienen que demostrar su capacidad de movilización para conseguir que los votantes elijan a delegados favorables, comprometidos a votar por ellos como candidatos presidenciales durante la convención nacional del partido.
«Veremos un gran número de abandonos después de esas primarias», aventura Byler.
La mayor cantidad de retiradas se produciría si un ‘candidato de consenso’ consigue arrasar en Iowa y Nuevo Hampshire, como ocurrió en la competición de 1996, cuando el senador republicano Bob Dole ganó la nominación de su partido, pero fue derrotado por el presidente demócrata Bill Clinton (1993-2000).
Una temprana victoria aplastante podría repetirse en el bando demócrata con la favorita Hillary Clinton, que si acumula varios triunfos podría forzar el abandono del exgobernador Martin O’Malley aunque todavía podría contar con la resistencia del senador Bernie Sanders, que tiene un 51.3% del apoyo actualmente en Nuevo Hampshire.
La perspectiva del maratón republicano parece más incierta, pues, al contrario de lo que muchos aventuraban este verano, Donald Trump parece haber venido para quedarse.
Considerado por sus detractores como un candidato ‘poco serio’, Trump ha conseguido arrebatar el puesto de líder al exgobernador de Florida Jeb Bush, hijo y hermano de presidentes, y lo ha hecho a golpe de descalificaciones, contra los inmigrantes y, recientemente, contra los musulmanes.
No obstante, si Trump cae derrotado en Iowa o en Nuevo Hampshire, podría salir beneficiado el senador Ted Cruz, que reúne en Iowa un 30.2 % de la intención de voto en ese estado, según la web Real Clear Politics.
En todo caso, el mejor escenario para el aparato del Viejo Gran Partido (‘Grand Old Party’, GOP, como se conoce la formación en EEUU) sería que, tras las primarias de Iowa, Nuevo Hampshire y Carolina del Sur, permaneciera en liza un gran número de candidatos, pero solo uno de los favorables al stablishment, según Byler.
De esta forma, las tradicionales esferas de poder republicanas podrían concentrar sus esfuerzos en apoyar a un solo pretendiente.
En ese caso, los comentaristas coinciden en situar como supervivientes de la batalla republicana a Trump, el neurocirujano retirado Ben Carson, los senadores Ted Cruz y Marco Rubio, así como al gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, e incluso a Bush, que solo reúne un 4.6 % del apoyo a nivel nacional, según los últimos sondeos.
Falta cerca de un año para las elecciones presidenciales del 8 de noviembre del 2016 y queda mucho por decidir, pero lo que EEUU garantiza es espectáculo en una larga y vertiginosa carrera en la que un imprevisto podría cambiar todas las previsiones.
EFE/ Beatriz Pascual Macías