Lapadula es maquillaje de la FPF

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Cada gol del delantero italiano Gianluca Lapadula es motivo de portadas y primeras planas en la prensa peruana. El viaje de Ricardo Gareca a Europa (aunque por agenda fue a conversar con varios jugadores peruanos que militan en el Viejo Continente) se justifica por su encuentro con el goleador del Delfino Pescara de la Serie B de Italia. Pero lo increíble es la renovada fe del aficionado, y de un sector del periodismo, por una clasificación al Mundial Rusia 2018 cimentada en la posibilidad que este futbolista acepte alinear por Perú.

Ya, incluso, se oye el absurdo descalificativo de “traidor” para Gianluca Lapadula por haber sido honesto y señalar que Perú es su “segunda opción”. La verdad, este columnista que ama a su país, pensaría que algo funcionaba mal en la cabeza del deportista si priorizara a la selección peruana sobre la italiana. Para comenzar nació en Italia (así que es italiano), su madre es peruana y gracias a ese tecnicismo podría jugar por la blanquiroja. Tiene 25 años de edad y eso hace que “ponerse nuestra camiseta” no suene tan descabellado, pues su momento de explosión le ha llegado tarde. Su posible venta a un grande de la primera “azurri” lo haría convocable para Italia, y por ello quiere esperar. Está en su legítimo derecho. En todo caso, no nos debe nada, con las justas las gracias.

Pero, lo inaudito es cómo nos esperanzamos en Lapadula como la solución a los problemas de Perú en las Eliminatorias a Rusia 2018. Al parecer Gianluca es defensor o arquero (las posiciones más blandengues de nuestra selección) pues sino no se explica este fervor desatado tras el pésimo inicio en las primeras dos fechas dobles, que ya prácticamente nos marginaron de Rusia. Con tres puntos de doce posibles, varios partidos contra rivales mejores como Uruguay, Ecuador y Argentina (sólo en la primera vuelta) soñar ya es en vano. Posiblemente, llegaríamos al Mundial sólo si el resto de rivales fueran Venezuela y Bolivia (países que están a la par de Perú).

Gianluca Lapadula, y ojo Cristian Benavente, no nos darán el boleto mundialista. Podrían ser opciones para el futuro y nada más. Ricardo Gareca y Edwin Oviedo, pasando por el titiritero Juan Carlos Oblitas, están felices (de eso no me cabe la menor duda), ya no les preguntan por el pronto fracaso de la selección peruana sino por la llegada de Lapadula. El maquillaje de esta nueva decepción se aplicó en la Federación Peruana de Fútbol, pero ha sido “vendido” exitosamente a todo el público de Perú. Esa credibilidad, que a veces raya en la estupidez, me preocupa a puertas de una elección presidencial. ¿Tan fáciles somos de dejarnos engañar? ¿Tan desesperados estamos por “buenas noticias” que nos tragamos cualquier “cortina de humo”? Realmente es un panorama desolador.

Foto: RPP

 

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