MADRID.- El aumento de la contaminación y la baja calidad el aire en general influye en el número de ataques cerebrales, según un estudio sobre la interacción entre la polución y la prevalencia de esta enfermedad, que analiza también el efecto potencial de la temperatura.
El estudio, presentado en la conferencia internacional de la Asociación Americana de accidentes cerebrales, que se celebra esta semana en Los Ángeles (EEUU), reúne datos de Estados Unidos y China.
Los investigadores eligieron esos países por ser «los mayores emisores de gases de efecto invernadero y responsables, hasta ahora, de un tercio del calentamiento global», según el director del estudio, Longjian Liu, profesor asociado de la Universidad Drexel de Filadelfia (EEUU).
El equipo evaluó la calidad del aire con datos recogidos entre el 2010 y 2013 en 1,118 condados estadounidenses y 120 ciudades chinas, según explica un comunicado de la universidad.
Material particulado (MP) es el término usado para referirse a las partículas encontradas en el aire -incluido el polvo, la suciedad, el humo y las partículas líquidas-.
Las partículas que tienen menos de 2,5 micrómetros de diámetro (MP 2,5) son las que suponen mayor riesgo para la salud, debido a su pequeño tamaño y se generan por la combustión de vehículos, plantas de energía y fuegos forestales, entre otras causas.
Tanto en Estados Unidos como en China, los expertos descubrieron que el número total de casos de ictus aumentó un 1.19 % por cada incremento en 10 microgramos por metro cúbico de aire de las citadas partículas.
Además, detectaron por regiones una variación significativa en los niveles de MP 2.5 «que estaba vinculada al número de casos de ataques cerebrales», agregó Liu.
Así, en el sur de Estados Unidos se produce la mayor concentración de anual de esas partículas, mientras la menor corresponde al oeste. De hecho, en el sur estadounidense se concentra la mayor prevalencia de ataques cerebrales (4.2 %) en comparación con oeste (3 %).
Los investigadores también comprobaron que la temperatura influye en la calidad del aire y el riesgo de sufrir una enfermedad cerebrovascular.
«La variaciones estacionales de la calidad del aire pueden ser atribuidas, en parte, a los cambios en el clima». Así, las altas temperaturas crean una situación de «estrés térmico que puede llevar a un aumento incremento del riesgo de sufrir un ataque cerebral y otras enfermedades y muertes relacionadas con el calor y la calidad del aire».
Liu agregó que los pacientes que han sufrido un accidente cerebral están en una situación de peligro debido a las altas temperaturas del verano, mientras en invierno corren el riesgo de sufrir neumonía, gripe y otras enfermedades respiratorias.