A los meteorólogos a veces les cuesta predecir con precisión el tiempo aquí en la Tierra, pero aún más grande es el reto de detectar la presencia de nubes en exoplanetas (planetas de fuera de nuestro sistema solar) y estudiarlas.
Este reto lo ha afrontado el equipo de Kerri Cahoy, profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos. Ella y sus colaboradores idearon y han estado perfeccionando una técnica que analiza los datos del observatorio espacial Kepler de la NASA para determinar los tipos de nubes existentes en planetas que orbitan a otras estrellas.
La nave Kepler de la NASA fue diseñada para buscar planetas parecidos a la Tierra girando alrededor de otras estrellas. Fue apuntada hacia una región fija del espacio, a fin de que vigilase constantemente el brillo de 145.000 estrellas. Un exoplaneta cruzando frente a una de esas estrellas causa una reducción temporal de su brillo, permitiendo a los investigadores detectar su presencia.
Los investigadores habían previamente mostrado que estudiando las variaciones en la cantidad de luz procedente de estos sistemas estelares a medida que un planeta cruza por delante de su estrella o comienza a ocultarse detrás de ella, es posible detectar la presencia de nubes en la atmósfera del planeta. Eso es así porque las partículas dentro de las nubes dispersan diferentes longitudes de onda de la luz.
El equipo de Cahoy usó el método para determinar las propiedades de las nubes del exoplaneta Kepler-7b. El planeta es del tipo de los conocidos como “Júpiteres calientes”, dado que se trata de un gigante gaseoso como Júpiter y las temperaturas en su atmósfera sobrepasan los 1.400 grados centígrados.
El análisis de datos del telescopio espacial Kepler ha mostrado que aproximadamente la mitad del lado diurno del exoplaneta Kepler-7b está cubierto por una gran masa nubosa. Los análisis sugieren que estas nubes están hechas mayormente de enstatita, un mineral que en la Tierra es común en su forma sólida, pero que es un vapor a la temperatura extrema de Kepler-7b.
La cobertura nubosa y la composición de las nubes de un planeta también tienen un impacto notable en cuánta de la energía de su estrella será reflejada por dicho mundo, lo que a su vez afecta a su clima y finalmente a su habitabilidad. La técnica se ha empleado en detectar nubes en esos Júpiteres calientes mayormente porque las señales analizables que emiten son más potentes. Pero la misma metodología podría ser aplicada a planetas más pequeños, similares en tamaño y en otros aspectos a la Tierra, a fin de ayudar a los científicos a determinar si son habitables o no.