MANILA.- Cuando se cumplen 30 años del día en el que el dictador Ferdinand Marcos y su familia se vieron obligados a huir de Filipinas por un levantamiento ciudadano pacífico, el clan del antiguo presidente sigue negándose a reconocer las atrocidades del déspota régimen que impusieron en el país en los años 70 y 80.
«¿Por qué tengo que pedir perdón?», ha dicho el único hijo varón del dictador, Ferdinand «Bongbong» Marcos, ante los constantes llamamientos de políticos y activistas de Filipinas de que la familia pida disculpas públicamente a todos los filipinos.
Las peticiones se producen cuando Filipinas celebra estos días la «Revolución del Poder del Pueblo», una protesta multitudinaria de tres días de duración en la que cientos de miles de ciudadanos, armados de cánticos y pancartas, consiguieron acabar con más de dos décadas de autoritarismo de los Marcos.
Sin embargo, muchos observan con temor la posibilidad de que la familias vuelva a acceder a uno de los más altos cargos del país tan sólo tres décadas después de ser expulsados de Filipinas por su propio pueblo: Bongbong es candidato a la Vicepresidencia en las elecciones del próximo mayo.
«Si no es capaz de ver el mal que hizo su familia, ¿cómo podemos esperar que no vuelva a suceder?», dijo el actual presidente filipino, Benigno Aquino, durante las celebraciones del 30 aniversario de la llamada Revolución del Poder del Pueblo.
Bongbong nunca ha admitido que bajo el mandato de Ferdinand, que falleció en el exilio, los abusos de los derechos humanos fueron constantes, como denuncian las decenas de miles de personas que fueron ilegalmente detenidas y torturadas y como demuestran los cerca de 1,000 desaparecidos.
El hijo del dictador, senador en la actualidad, se escuda en el supuesto desarrollo económico y social que vivió Filipinas durante la dictadura de su padre, pese a que los Marcos dejaron al país en ruinas y se apropiaron de entre 5,000 y 10,000 millones de dólares de la época, según las distintas fuentes.
«¿Voy a pedir perdón por los miles y miles de kilómetros (de carretera) que fueron construidos? (…) ¿Voy a pedir perdón por la tasa de alfabetización más alta de Asia?», ha dicho Bongbong en sus numerosas comparecencias públicas de los últimos meses y que, pese a a esa actitud, muchas encuestas le sitúan como uno de los favoritos.
Ante la posibilidad de que el hijo del dictador filipino acceda a la vicepresidencia del país, varios grupos han organizado campañas contra él con las que intentan refrescar la memoria de quienes vivieron la dictadura e instruir a los nacidos en democracia.
Boni Ilagan, víctima de torturas durante el régimen de Marcos, es uno de los representantes de la «Campaña Contra el Regreso de los Marcos a Malacañang«, como se llama el palacio presidencial de Filipinas, (CARMMA, sus siglas en inglés), y teme que Bongbong sea igual que su padre.
«Ni ha admitido ni ha pedido perdón por lo que pasó, por lo que hay muchas razones para creer que él continuará con lo que su padre hizo», dice a Efe Ilagan, de 64 años, detenido desde 1974 a 1976 acusado de tenencia ilegal de armas y explosivos.
El «crimen» de Ilagan, sin embargo, era ser un miembro activo de la disidencia, puesto que formaba parte de un equipo que dirigía publicaciones culturales clandestinas que criticaban a Marcos.
«Durante semanas me torturaron sin parar, ya fuera poniéndome planchas calientes en las plantas de los pies o insertándome palos en el pene», explica Ilagan entre lágrimas.
Su hermana, Rizalina Ilagan, también participaba en publicaciones clandestinas en las que se informaba de los crímenes de Marcos, pero acabó siendo uno de las cerca de 1,000 personas desaparecidas.
«Bongbong no es una persona libre de toda culpa de lo que pasó en la dictadura, como él dice. Su padre le nombró asesor especial de la Presidencia cuando sólo tenía 23 años y sabía perfectamente lo que estaba pasando», explica el activista de CARMMA.
«Quizá Bongbong nunca llegue a declarar la Ley Marcial, como hizo Ferdinand, pero seguirá violando los derechos humanos del pueblo, eso es seguro», agrega.
También la viuda del dictador Ferdinand, Imelda Marcos, de 86 años y en la actualidad representante de Ilocos Norte en el Congreso de Filipinas, se ha negado a aceptar que el mandato de su marido fuera uno de las épocas más oscuras de la historia del país.
Imelda, que durante la dictadura de Marcos hizo acopio de joyas, cuadros y bienes inmuebles por valor de cientos de millones de dólares, va más allá y asegura que el gobierno de su marido fue «la época dorada» de Filipinas.
Imee, la primogénita de Imelda y Ferdinand, gobernadora de Ilocos Norte, tampoco ha admitido públicamente las atrocidades cometidas durante la presidencia de su polémico padre.
EFE/Foto: i24news.tv