Los mercados bursátiles de Nueva York cerraron la segunda semana consecutiva con ganancias, en medio de señales que indican cierta estabilización en los valores y con menos presiones sobre el precio del petróleo.
Aunque la sesión de hoy terminó con resultados mixtos, Wall Street pudo acabar la semana con avances acumulados, rompiendo una vez más la tendencia que se heredaba desde el comienzo del año, uno de los peores que se recuerde en el parqué de Nueva York.
Lo que le ha pasado a Wall Street ha ocurrido a los principales mercados bursátiles, a pesar de que, por lo menos en Europa, el ruido político por la posible salida del Reino Unido de la Unión Europea ha causado algo de incertidumbre allí.
El Dow Jones de Industriales, el principal indicador de Nueva York, terminó el viernes con un avance semanal del 1.5 %, mientras que el selectivo S&P 500 acabó ganando un 1.6 %.
El índice compuesto del mercado Nasdaq, por su parte, en el que cotizan los principales grupos tecnológicos, tuvo un resultado mejor, porque no sólo terminó hoy en verde, al contrario que los otros dos indicadores, sino que avanzó en la semana un 1.9 %.
Para los analistas, sin embargo, esta recuperación no implica que se hayan pasado las angustias que se vienen acumulando desde el comienzo del año, porque aún persiste la incertidumbre local y también la internacional.
«Los mercados definitivamente están reaccionando localmente a las buenas noticias. Todavía hay posibilidades de que acontecimientos internacionales puedan interrumpir» (la tendencia), afirmó Brian Nick, de la firma Wealth Management Americas.
Y es que, en el plano local, el mercado está pendiente de la reunión de mediados del mes próximo de la Reserva Federal, en la que se revisarán los últimos datos económicos para decidir si hay nuevas actuaciones sobre las tasas de interés.
Ya subieron un cuarto de punto en diciembre pasado, y la idea era aplicar gradualmente otros incrementos este año, una posibilidad que Wall Street cada vez ve más lejos y que, de momento, no cree que pueda surgir en la reunión de marzo.
Hoy mismo, la gobernadora de la Reserva Federal Lael Brainard dijo que el ritmo de ajuste monetario puede verse afectado por la debilidad de la demanda global y reducir además el número de alzas de tipos de interés previstos para el 2016.
«A medida que nos ajustamos a la evolución de los datos, la combinación de elevados efectos de contagio de las economías extranjeras más débiles, así como un tasa neutral más baja, podría resultar en un ritmo de ajuste en EEUU más bajo respecto a lo que muchos habían previsto», señaló Brainard en Nueva York.
Tampoco hay muchas certezas sobre la evolución de los precios del crudo, que, aunque se están estabilizando gradualmente, siguen en niveles mínimos no vistos en muchos años, sin que se vislumbre que vaya a haber una recuperación a corto plazo.
Y siempre persiste la preocupación sobre la evolución en China, la segunda economía mundial, que está creciendo a ritmos menores que en años anteriores y que desde hace un año está arrojando sombras hasta en las políticas monetarias de Estados Unidos.
Los avances de Wall Street de esta semana coincidieron con los que hubo en Europa. El principal indicador de Londres acumuló una ganancia semanal del 2.45 %, el de París un 2.17 % y el de Fráncfort el 1.33 por ciento.
Madrid se anotó la tercera semana consecutiva con ganancias, con un avance neto del 1,89 %, y Milán progresó aún más, el 3.4 %.