MOSCÚ.- La Fiscalía rusa pidió hoy 23 años de cárcel para la piloto ucraniana Nadezhda Sávchenko, acusada de implicación en la muerte de dos reporteros rusos en el este de Ucrania en junio del 2014 y cuya liberación demandan EEUU y la Unión Europea.
La acusación considera que durante el juicio quedó demostrada la culpabilidad de Sávchenko, que habría actuado así empujada por el odio visceral hacia los separatistas del este de Ucrania y los ciudadanos rusos, según informan medios locales.
Según la acusación, la piloto se confabuló con el batallón de voluntarios Aidar para proveerle las coordenadas de un puesto de control de las milicias prorrusas en la región de Lugansk, que acogía también a civiles.
Como resultado de esos datos presuntamente aportados por Sávchenko a la artillería de las fuerzas gubernamentales murieron dos reporteros rusos de la Radio Televisión Estatal Rusa: Ígor Korneliuk y Antón Voloshin.
«Aquí la única inocente soy yo. Mi culpa no está demostrada», replicó Sávchenko, quien responsabilizó a los reporteros de su propia muerte por no ir ataviados con chalecos antibalas en una zona de conflicto armado.
Sávchenko, que asegura que nunca habría dirigido el fuego «contra gente desarmada, refugiados o población civil», advirtió de que si el tribunal no emite el fallo en dos semanas se declarará de nuevo en huelga de hambre.
«Entonces ustedes me tendrán que dictar la sentencia de manera póstuma», dijo durante la vista judicial en un tribunal de la región rusa de Rostov (sur de Rusia).
El abogado de la piloto, Iliá Nóvikov, aseguró que en estos momentos en Ucrania hay cerca de una treintena de prisioneros de guerra rusos que podrían ser canjeados por su clienta, aunque éste expresó hoy su oposición a tal paso.
El enviado especial del canal ruso VGTRK Ígor Korneliuk, falleció en el hospital.
La piloto mantiene que el día de la muerte de los reporteros se dedicó en compañía de su hermana, Vera, a evacuar en su coche a los soldados ucranianos heridos en la localidad de Schastie (Lugansk).
Insistió en que, una vez detenida por los separatistas prorrusos, fue trasladada como prisionera de guerra a una zona controlada por los cosacos en Lugansk, y posteriormente fue entregada a agentes de seguridad rusos y llevada por la fuerza a territorio del país vecino.
La Fiscalía ha mantenido siempre que Sávchenko no fue secuestrada, sino detenida por las fuerzas de seguridad rusas días después de entrar en este país por su propio pie.
Sávchenko, elegida diputada ucraniana en las elecciones parlamentarias de octubre del 2014, reconoció que durante la guerra guió a la artillería ucraniana sobre objetivos a los que apuntar, pero negó que les proporcionara datos para la corrección del fuego.
Tras el estallido de la guerra en el este del país en abril, trabajó como instructora militar y participó en combates en Lugansk, tras lo que pidió el traslado para trabajar como psicóloga en el batallón de voluntarios Aidar.
El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, se ha dirigido en varias ocasiones al Kremlin para que Sávchenko sea liberada, petición que ha sido secundada por el departamento de Estado norteamericano y la diplomacia europea.