MOSCÚ.- El presidente ruso, Vladímir Putin, encabezó hoy con un retrato de su padre en la mano la multitudinaria marcha en memoria de los caídos en la Segunda Guerra Mundial con ocasión del 70 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi.
Una vez que la columna con cientos de miles de personas llegó al centro de Moscú se les unió el jefe del Kremlin, marcha que terminará en la Plaza Roja, donde hoy tuvo lugar el mayor desfile militar de la historia de Rusia.
«El destacamento inmortal» es el nombre que ha recibido la marcha, ya que los participantes portan retratos de sus antepasados que combatieron contra las tropas hitlerianas, muchos de los cuales murieron, y tomaron la capital del III Reich, Berlín.
«Soy muy feliz, ya que mi padre está conmigo, pues tengo su retrato en mis manos, y cientos de soldados pueden acudir hoy a la Plaza Roja, aunque sea en fotos de la mano de sus familiares», aseguró Vladimir Putin a la prensa local.
El padre de Putin, Vladímir, fue herido cuando el Ejército Rojo intentaba romper el cerco de Leningrado, según reconoció recientemente el propio líder ruso en un artículo.
«Mi padre me contó que allí lo hirieron. La herida fue grave. Toda la vida vivió con metralla en la pierna. (…) Gracias a Dios, le conservaron la pierna. Se la podían haber amputado. Le tocó un buen médico», relató Putin.
Le salvó la vida un vecino de Petergof, cerca de San Petersburgo, quien, «sin dudarlo, lo llevó hasta el hospital», pese a que los alemanes martilleaban continuamente la zona con su potente artillería.
Según cifras oficiales, 27 millones de soviéticos, más de ocho millones de ellos soldados, murieron desde que Alemania invadió la URSS a mediados de 1941 hasta la capitulación nazi en mayo de 1945. EFE