La poesía, cuyo día internacional se celebra hoy, «cobra significado», a juicio de la poeta española Elena Medel, «con un solo lector que la necesite» y su reconocimiento «tiene que ser algo íntimo, en el encuentro con cada lector, no con un grupo».
Son muchos y muchas, algunos se conocen por encuentros literarios o porque un colega les hizo llegar un libro fruto de algún viaje al otro lado del Atlántico, y pese a su variedad y buena salud, la poesía iberoamericana aún tiene camino para conocerse a sí misma.
Elena Medel, que según cuenta a Efe, no concibe «un solo día sin leer» y para quien la poesía es «fundamental», explica que conoce «intensamente» lo que se escribe en países como Argentina, México o Colombia y, por el contrario, desconoce la poética de otros países iberoamericanos.
«Por mis lecturas, creo que existe un movimiento interesantísimo, con todas sus inmensas particularidades, de escritores que forjan ahora su propia tradición», comenta y asegura tener «mucha curiosidad» por lo que escriben y lo que escribirán en el futuro.
De entre los autores que conoce bien, la directora de la editorial La Bella Varsovia y premio Loewe de Creación Joven 2013, recomienda la lectura del mexicano Gerardo Grande o la argentina Natalia Litvinova y subraya su «inmenso interés» en la poesía chilena de, por ejemplo, Malú Urriola o Carmen Berenguer.
Para Luis Muñoz, poeta y profesor de la Universidad de Iowa (EEUU), la poesía «ha aportado a Iberoamérica una conciencia y una imaginación diversas. La conciencia y la imaginación de una identidad otra, no preexistente».
A su juicio, «la poesía iberoamericana más interesante de ahora mismo está siendo escrita por mujeres»: «hay un extraordinario poder de expresión, de revelación, de conflicto. Tanto en las que practican una poesía íntima como una poesía de testimonio, pero, sobre todo, en las que exploran la intersección entre ambas».
Participantes del XVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos.
Por su lado, el poeta colombiano Darío Jaramillo insiste en que «la importancia de las cosas cambia según la época» y que lo mismo sucede con la poesía que «nunca ha sido importante en la sociedad occidental judeo-cristo-mahometana».
«Nunca. Sobrevive en la intimidad de unos pocos que, además, no creen en la importancia de ‘lo que es importante’. La poesía sólo es importante para alguien que acepte la utilidad de lo inútil», analiza.
Jaramillo, uno de los poetas contemporáneos más reconocidos en castellano, cree además que este género literario no está valorado por la sociedad: «se hace la farsa de que sí, pero en términos de valores sociales la poesía es totalmente superflua hoy en día».
El diagnóstico de Jaramillo coincide con el de Hernán Bravo Varela, poeta mexicano y jefe de comunicación de la Casa del Poeta, quien opina que la sociedad valora la poesía como «un polvoriento fetiche» pero que un día internacional sirve para «despojarla de nocivos lugares comunes».
«Entre tanta palabrería y sinsentido cotidianos, el día que celebramos la poesía también exhibimos, según Luis Cardoza y Aragón, ‘la única prueba concreta de la existencia del hombre'», cita el mexicano.
Y dentro de la autocrítica y el afilado análisis, coinciden en que la poesía tiene futuro. Desde el «sí» rotundo de Jaramillo a la irónica formulación de Bravo Varela que reivindica la vida futura de la poesía «precisamente porque su momento ya ha pasado».