NAIROBI.- La justicia de Angola condenó hoy en Luanda a 17 activistas a penas de 2 a 8 años de prisión por conspirar para atentar contra el presidente del país, José Eduardo dos Santos, en el poder desde 1979.
La pena más alta, de ocho años y seis meses, ha sido para Domingos da Cruz, considerado líder del grupo, y para el rapero luso-angoleño Luaty Beirao, que cumplirá una condena de 5 años y seis meses, según informó el portal Rede Angola.
El caso se remonta al 20 de junio del 2015, cuando el grupo de jóvenes fue detenido tras asistir a una reunión para discutir la política y las preocupaciones del Gobierno, en lo que las autoridades angoleñas consideraron un acto de «preparación de rebelión y atentado contra el presidente, José Eduardo dos Santos».
Según la acusación, el grupo de detenidos, que comprende a jóvenes con edades entre los 19 y los 33 años, planeaban la rebelión mediante «la colocación de barricadas en las principales calles de la capital y el incendio de neumáticos donde hay mayor afluencia de ciudadanos extranjeros».
El rapero Luaty Beirao, de 33 años, se ha convertido en el símbolo de resistencia de los jóvenes por la huelga de hambre que mantuvo durante 36 días para protestar contra su ingreso en prisión preventiva y el del resto de activistas.
Luaty Beirão, rapero angoleño, fue detenido por leer un libro para llegar a la democracia de manera pacífica.
La representante del Ministerio Público en el caso, Isabel Fançony Nicolás, argumentó que no se había podido probar que el grupo fuera a intentar atentar contra la vida del presidente angoleño.
Sin embargo, según la acusación, las conversaciones mantenidas por los activistas revelaron que estaban planeando actos de rebelión y preparándose para tomar el poder.
Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional (AI) han expresado su condena al trato recibido por los activistas y han exigido su liberación.
Dos Santos gobierna Angola desde 1979 al mando del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), un antiguo movimiento revolucionario de signo marxista que luchó contra el dominio portugués entre 1961 y 1975, y a principios de este mes anunció que dejará «la actividad política activa» en 2018.
El mandatario angoleño ha sido repetidamente criticado por abusos de los derechos humanos, en un país que se ha convertido en el segundo mayor productor de petróleo de África y en el que la mitad de la población vive con menos de 2 euros al día.