SAN FRANCISCO, EEUU.- La reciente victoria de una máquina de Google sobre el campeón mundial del juego de mesa «go», conocido como el «ajedrez oriental», marcó un antes y un después en la inteligencia artificial, tema del momento en Silicon Valley.
Google, Facebook y Microsoft son algunos de los gigantes de la tecnología que han identificado la inteligencia artificial como un área prioritaria en los años venideros y están inyectando miles de millones de dólares para situarse a la vanguardia en ese campo.
Satya Nadella, consejero delegado de Microsoft, aseguró a finales del mes pasado, durante la reunión anual de desarrolladores de la empresa, que el futuro está en la inteligencia artificial y pronosticó una interacción cada vez mayor entre seres humanos, asistentes digitales y usuarios robóticos.
En similares términos se ha expresado Facebook, que el lunes pasado lanzó un nuevo sistema automático de texto impulsado por inteligencia artificial que describe las fotografías en la red social a personas ciegas.
Google, que adquirió en 2014 la firma de inteligencia artificial DeepMind por unos 600 millones de dólares, según informes de medios, apuesta también en esa dirección y adelanta que enseñar a las empresas cómo usar la inteligencia artificial será «un gran negocio» en el futuro próximo.
El que AlphaGo, una máquina diseñada por DeepMind, fuese capaz de derrocar el mes pasado al surcoreano campeón mundial del juego de mesa «go», Lee Se-dol, ha dado alas a los que auguran un futuro prometedor en el área de la inteligencia artificial.
Andrew McAfee y Erik Brynjolfsson, cofundadores de la Iniciativa para la Economía Digital del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), explicaban recientemente en un artículo en el diario The New York Times por qué esa victoria representa un hito en el avance de la inteligencia de las máquinas.
Los expertos del MIT señalaban que, a diferencia de otros juegos de mesa como el ajedrez, nadie puede explicar cómo jugar al «go» en los niveles más altos.
Los jugadores con más talento no saben decir qué es lo que los lleva a tener éxito, un desconocimiento que, según McAfee y Brynjolfsson, es común a muchas de las habilidades humanas.
«Sabemos más de lo que podemos decir», afirmó en su día el filósofo y científico Michael Polanyi (1891-1976), en la que pasaría a conocerse como Paradoja de Polanyi.
McAfee y Brynjolfsson subrayan que eso no ha impedido utilizar los ordenadores para muchas tareas diversas, como la optimización de vuelos aéreos o el pago de nóminas, pero ambos recuerdan que la automatización de esas actividades requirió dar a las máquinas instrucciones muy precisas.
Esa estrategia no puede usarse en aquellas áreas en las que «sabemos más de lo que podemos explicar», como el «go», u otros campos como el diagnóstico de enfermedades.
La victoria de AlphaGo, recuerdan los profesores del MIT, representa una ruptura con esa vía: en lugar de programar estrategias inteligentes en un ordenador se opta por diseñar sistemas capaces de aprender estrategias ganadoras de forma prácticamente autónoma, al analizar ejemplos de éxito y fracaso.
Y como esos sistemas no dependen del conocimiento humano para realizar determinadas tareas pueden superar el límite que impone la Paradoja de Polanyi.
Andreas Bechtolsheim, experto en diseño informático y el primer inversor de Google, cree que lo que diferenciará a las empresas tecnológicas será su habilidad en el área de la inteligencia artificial, que, según él, revolucionará el mundo de los automóviles, la ciencia y todas las áreas del saber.
Demis Hassabis, el creador de la firma DeepMind, vaticina que en el futuro máquinas inteligentes y seres humanos trabajarán conjuntamente para buscar soluciones a todo tipo de problemas.
«Hay tal saturación de información que es cada vez más difícil, incluso para las personas más inteligentes, hacer frente a ello», dijo en una entrevista en febrero al periódico The Guardian.
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