Alberto Cortez, inmerso en su gira «El Regreso», seguirá cantando mientras tenga «sangre en las venas», asegura en una entrevista con Efe el cantautor argentino, quien a sus 76 años adora estar en el escenario.
«Adoro estar en el escenario. Cuando me subo a él es como si me saliera un sol de dentro y me iluminara entero», explica Cortez, que el próximo miércoles actuará en Madrid, dentro de la nueva gira. “Seguiré cantando mientras tenga sangre en las venas«, remarcó.
El intérprete, compositor y poeta ha llamado a esta gira «El Regreso» porque, asegura, en los casi tres años que ha estado fuera de los escenarios «muchas personas» se han preguntado «qué pasaba» con él.
Pero Cortez nunca se ha planteado retirarse y si ha dejado de actuar temporalmente no ha sido por su propio deseo sino porque, cuenta, cuando se alcanza una «determinada» edad, «mucha gente» deja de tenerle en cuenta.
En su concierto madrileño interpretará «todas» las canciones que el público «espera» escuchar: «La gente las ha oído tantas veces que las ha hechos propias y tengo que complacer esa necesidad», argumenta.
«No puedo ir al teatro y no cantar ‘La Palmera’, ‘Callejero’ o ‘En un rincón del alma‘», sostiene el argentino, que en su espectáculo también recitará algunos poemas para dejar ver «diferentes facetas».
Cortez confiesa que da «45,000 vueltas» a cada verso que escribe y lo hace como prueba de su «respeto» al público.
«Antes, cuando tenía veinte años, cantaba canciones ligeras hasta que entendí que la gente necesitaba otra cosa. Por eso decidí poner música a poemas del Siglo de Oro español, y funcionó», recuerda el artista.
A Quevedo, Góngora y Lope se suman, entre otros, Machado, Unamuno o Pío Baroja como principales fuentes de inspiración para el cantautor que, puntualiza, para escribir también se basa en la cotidianeidad de las personas que le rodean.
Aunque su padre era español y sus abuelos maternos italianos, el «cantautor de las pequeñas cosas», nació en Argentina, un país que, a su juicio, se convirtió en un «desastre» con la llegada del peronismo en la década de 1940.