Estas sencillas palabras están dedicadas a quienes son madres, porque ellas son quienes sienten el extraordinario significado y la esperanza divina de tener a su lado al fruto de su vientre.
Estas palabras, en su humildad, significan asimismo el homenaje a quienes saben que, tarde o temprano, deberán emprender el camino que no tiene regreso y que, aun así, van dejando los buenos consejos, que en un mundo como el de ahora nunca salen sobrando.
Estas palabras constituyen también el aliento a las madres que aún están en la primavera de la vida, pero que siendo jóvenes saben decirle a sus hijos que nadie es sabio de nacimiento, que el tiempo y la experiencia enseñan y limpian la conciencia, porque ellas han observado el mundo más tiempo que ellos.
Van dirigidas a las madres, comunicadoras excelsas, que han hecho de la palabra el medio más eficaz para transmitir amor a sus hijos y que han sabido decirles: querido hijo, no todo lo que brilla es oro, que del cielo bajan las estrellas y ellas se pierden en el espacio, que nadie es grande si no se es bueno y que nada es verdad si no perdura.
Estas palabras tienen un destinatario. Pertenecen a las madres que día a día ayudan a construir instituciones como la nuestra, en donde el respeto y la consideración son emblemas y paradigmas. Les corresponde a quienes nos han inculcado que no desconfiemos de nadie, como a nosotros mismos; que dentro de nosotros vive el juez que nos enseña y cuya voz es más importante para nosotros que el aplauso de todo el mundo; que es menester aprender de los demás y escuchar con atención donde se hable de sabiduría, dicha humana, luz, libertad, virtud y que, al mismo tiempo, nos advierten que palabras son palabras porque con frecuencia fluyen en forma ligera y que nadie entrega lo que no puede dar.
La Asociación Nacional de Periodistas del Perú, por ello y mucho más, valora a plenitud la grandeza de ser madre, porque ella es, aquí y en todas partes, como el sol que brilla y le da calor a nuestra vida, aunque su obra de bien se mantenga silente y en la orfandad de las ofrendas materiales.
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