En la provincia rusa de Astracán vive una mujer que en marzo cumplió 120 años. Este logro insólito fue registrado en la edición rusa del Libro de los Records. Sus 24 bisnietos han revelado el secreto de la longevidad de su bisabuela, nacida cuando los zares todavía gobernaban Rusia.
Las biografías de las personas de avanzada edad muchas veces se parecen más a las antiguas sagas medievales. Y más aún si provienen de un país como Rusia. Tanziliá Bisembeeva nació en 1896 en el pueblo de Islamgazí, en la región rusa de Astracán, en el sur del país. Sobrevivió al último zar de Rusia, Nicolás II, a la Revolución de Octubre de 1917, a la Gran Guerra Patria, así como a todos los líderes soviéticos, al desmembramiento de la URSS y a varias crisis económicas.
Actualmente reside en su pueblo natal, rodeada por sus familiares, que son numerosos: tiene tres hijos, diez nietos, 24 bisnietos y dos tataranietos -una recompensa justa por una vida llena de lucha, sacrificios y labor campesina en los campos de melones-. En total, la mujer se pasó medio siglo trabajando, y ahora es 119 años mayor que el menor miembro de su familia.
Tanziliá se casó por primera vez antes de la Gran Guerra Patria. La felicidad no le duró mucho, ya que su marido no volvió del frente. El hijo que tenían en común murió cuando era pequeño. Al terminar la guerra se quedó a los 49 años totalmente sola.
Resultó que sus mejores años la esperaban en adelante. Al cabo de poco tiempo le propuso matrimonio un anciano kazajo, uno de los pocos hombres que quedaron en el pueblo tras la tragedia. A la edad de 53 años dio a luz a su primer hijo, al cabo de un año, al segundo. A los 57 fue madre del último de sus tres hijos varones.
De acuerdo con la tradición kazaja, Tanziliá vive con la familia de su hijo menor. La cuida su nuera. Los familiares han revelado el secreto de su longevidad:
«Es muy buena y ve el lado positivo de las cosas. En la gente ve lo mejor. Lleva una vida sana, activa, no ha fumado nunca y come productos naturales».
La mujer no acudió a los médicos hasta que cumplió el siglo de vida. Incluso dio a luz a sus tres hijos en casa. Solo desde hace unos años empezó a perder la vista, por lo cual tuvo que ser operada de los ojos.
Tanto sus hijos como bisnietos y tataranietos la consideran el corazón y talismán de la familia. Atestiguan que la caricia de Tansiliá cura cualquier mal.
Fuente: sputniknews.com