MANILA.- El boxeador Manny Pacquiao se ha hecho con un puesto del Senado en las pasadas elecciones en Filipinas, donde concita tanto el apoyo incondicional de buena parte de sus compatriotas como criticas por su falta de preparación.
Manny Pacquiao, que se ha hecho en estos comicios con más de 15 millones de votos, pasó a la historia del boxeo al ser campeón del mundo en ocho categorías distintas, lo que le convirtió en uno de los héroes nacionales de Filipinas.
Se trata de uno de los iconos de superación del país; por todos es conocida la pobreza extrema en la que creció y que se escapó de casa con 12 años después de que su embriagado padre se comiera al perro que tenía como mascota.
Tras triunfar en el mundo del boxeo, el púgil obtuvo su primer puesto público en 2010, cuando se presentó al puesto de congresista representando a la provincia de Sarangani, en el sur de Filipinas, y arrolló a su rival haciéndose con más de 66 por ciento de los votos.
Desde entonces, el boxeador se ha ido consolidando su papel de político, que asegura adoptó para dar voz a los filipinos más pobres y defender sus derechos.
«Quiero prestar servicio desde el corazón, prestar servicio a los pobres, prestar servicio libre de corrupción», ha afirmado durante su campaña electoral.
Sin embargo, Pacquiao cuenta con numerosos detractores, especialmente entre los filipinos con un nivel sociocultural medioalto, que no dudan de sus buenas intenciones, pero sí de que tenga conocimientos suficientes para ocupar uno de los 24 puestos del Senado.
«Se podría decir que Manny Pacquiao es el mejor atleta de la historia de Filipinas. Y ahí está el problema, que es un atleta, no es abogado, no es legislador», afirma uno de los columnistas del diario Manila Bulletin, Andrew James Masigan.
«En el Senado, (Pacquiao) se va a convertir en el ‘hazmerreír’ nacional. La adulación que todos sentimos por él se va a transformar en burla, y el respeto en resentimiento», agrega.
Los críticos del popular boxeador tampoco consideran que Pacquiao sea un buen representante del pueblo filipino por incidentes como el que protagonizó el pasado mes de febrero, cuando afirmó que los homosexuales son «peor que los animales».
Aunque pidió perdón públicamente y dijo que su intención no era la de ofender a nadie, Pacquiao había mostrado su intolerancia hacia el sector LGTB (Lesbianas, gays, transexuales y bisexuales).
«Pacquiao debería darse cuenta de para ser senador de todos los filipinos, hay que educarse en la necesidad de proteger los derechos de los sectores más desfavorecidos», dijo la organización de defensa de los derechos humanos de Filipinas GABRIELA en respuesta al comentario del boxeador.
Sus numerosas ausencias de los últimos años en las sesiones del Congreso han sido otro de sus aspectos más criticados, puesto que para muchos es una muestra de que Pacquiao no está comprometido con su papel de representante del pueblo filipino.
Desde 2010 a 2013, de los 168 sesiones de la cámara legislativa, se ausentó en 70 ocasiones, lo que le convirtió en el miembro del Congreso con mayor número de faltas.
Pacquiao, que además de boxeador y político se ha descrito como cantante, actor y jugador y entrenador de baloncesto, tampoco ha conseguido que se apruebe ninguno de los proyectos de ley que ha presentado desde 2010.
Sin embargo, «Pacman», como se le conoce popularmente, respondió a estas críticas anunciando que se retiraría del boxeo después de un último combate, que tuvo lugar el pasado mes de abril, y aseguró que se dedicará única y exclusivamente a la política.
«Dejaré de lado el resto de los asuntos. Si eres senador, tienes que centrarte solo en tu trabajo y en tu familia», dijo Pacquiao a los medios.
«No voy a faltar (al Senado) porque el país entero sería responsabilidad mía», agregó.
EFE/Foto: eltiempo.com