Por amor a sus engreídos. Johnny Depp se fue el 15 de mayo de Australia para salvar a sus perros Boo y Pistol de ser sacrificados, por no haber declarado su ingreso en el país.
«Los perros se han marchado», proclamó el ministro australiano de Agricultura, Barnaby Joyce, en su cuenta en una red social. Johnny Depp, de 51 años, y su esposa Amber Heard, de 29, afrontaban multas e incluso la posibilidad de ser acusados penalmente por haber ingresado a sus dos Yorkshire Terrier a Australia sin declararlo previamente a las autoridades.
Los perros arribaron a Australia hace unas semanas en el avión privado de Johnny Deep, quien regresaba a la localidad turística de Gold Coast, en el noreste australiano, para reincorporarse a la filmación de la última entrega de Piratas del Caribe.
El 13 de mayo, el ministro Barnaby Joyce le dio un plazo de 50 horas para sacar a los perros del país o de lo contrario serían sacrificados, lo que causó un revuelo en Twitter a través de la etiqueta #WarOnTerrier, mientras millares de personas firmaban una petición de clemencia.
Johnny Depp y su mujer comunicaron al Ministerio de Agricultura que saldrían con sus mascotas el 15 de mayo por la noche rumbo a California, Estados Unidos, aunque antes de su partida debieron explicar a las autoridades por qué no declararon el ingreso de los perros. El drama no ha concluido porque Joyce opinó que probablemente no tendrán los permisos necesarios para entrar nuevamente en Estados Unidos.
«Mi preocupación es que si Estados Unidos no los deja regresar… ¿tendrán algún otro sitio dónde ir?», indicó el ministro en un comunicado a la cadena local ABC.
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