ATENAS.- Con el desplazamiento de más de 400 policías antimotines, las autoridades griegas iniciaron este martes una operación en Indomeni para evacuar el mayor campo de refugiados informales del país, donde se estima que viven unas 8 mil 400 personas.
El vocero gubernamental para la crisis de refugiados, Giorgos Kyritsis, aseguró que evacuación será gradual y que las fuerzas de seguridad no emplearán la fuerza durante el desalojo, y que se espera que dure más de 15 días.
En las primeras acciones, 18 ómnibus, con un total de 838 personas a bordo, dejaron Idomeni para dirigirse a un nuevo campo de refugiados cerca de Tesalónica, la ciudad más importante del norte de Grecia.
Policía y gobierno dicen que los residentes serán trasladados a nuevos campamentos oficiales, en el operativo participan unos 700 agentes, y todo está controlado por helicópteros.
Vicky Markolefa, vocera de la ONG Médicos Sin Fronteras, informó que la operación se realizaba «de forma muy tranquila» y sin incidentes. «Esperamos que siga así», agregó.
Familias provenientes de Siria, Irak y Afganistán se asentaron en Grecia escapando de las guerras en sus países. El campo de refugiados se levantó al pie de un paso fronterizo peatonal empleado por migrantes que viajaban hacia el norte de Europa.
El gobierno griego intentó convencer a la gente de Idomeni para que dejen la zona y se trasladen a los campos autorizados, y la policía explicó que además de los ómnibus, varios refugiados tomaron taxis para dirigirse a las ciudades de Tesalónica o Polycastro.
Sin embargo, pese a los comunicados oficiales, en la víspera de la evacuación, pocos residentes parecían recibir bien la noticia. «Es mucho mejor estar aquí que en los campos. Es lo que dicen todos los que han estado allí», dijo Hind Al Mkawi, una refugiada de 38 años de Damasco.
«Lo he oído (sobre la evacuación)», agregó, «eso no es bueno, porque ya llevamos aquí tres meses y tendremos que pasar al menos seis más en los campos antes de la reubicación. Es mucho tiempo. No tenemos dinero ni trabajo, ¿qué vamos a hacer?» se pregunta la migrante siria.
Cuando Macedonia cerró su frontera en marzo, en el punto más álgido de la crisis, acogía a más de 14.000 personas.
Al darse cuenta que la frontera estaba cerrada, comenzaron a aceptar las ofertas de alojamiento alternativo de las autoridades y la cifra de refugiados descendió. (ECHA- Agencias)