El Congreso peruano, que asumirá funciones en julio próximo, tendrá por primera vez en las últimas décadas la presencia de una bancada de izquierda del Frente Amplio, de la excandidata presidencial Verónika Mendoza.
Las elecciones del pasado 10 de abril revelaron el predominio del fujimorismo en los comicios para el Parlamento y la Presidencia de Perú, dado que la candidata, hija del sentenciado expresidente Alberto Fujimori, quedó primera con el 39.8 % de los votos, aunque no pudo ganar en primera vuelta.
En la elección al Congreso su partido, Fuerza Popular, logró 73 de los 130 escaños, mientras que el grupo más cercano, el izquierdista Frente Amplio, obtuvo 20, y el derechista Peruanos por el Kambio, del candidato presidencial Pedro Pablo Kuczynski, tendrá 18 representantes.
La populista Alianza para el Progreso tendrá 9 legisladores y la centrista Acción Popular colocó 5 parlamentarios, al igual que la Alianza Popular, donde el Partido Aprista del expresidente Alan García estará representado.
En este escenario, los analistas consideran que la mayoría que tendrá el fujimorismo en el Congreso también pondrá a prueba al nuevo gobierno.
En el caso de que Keiko Fujimori gane la presidencia en la segunda vuelta del 5 de junio, que la enfrentará con Kuczynski, su bancada en el Congreso podría adoptar una actitud de desconocimiento a las minorías que genere politización y conflictos en las calles, o bien intentar un equilibrio con los partidos que la han atacado en los últimos años.
«Si Keiko gana y usa exclusivamente su mayoría parlamentaria para imponer sus condiciones, la agitación va a ser en las calles», comentó a Efe el analista político y exsenador Enrique Bernales.
Por otro lado, si gana Kuczysnki «y no llega previamente a un acuerdo político, que es lo deseable, con la mayoría parlamentaria fujimorista, realmente la inestabilidad puede ser una moneda corriente», agregó.
La bancada de Fuerza Popular podría llegar a tener «un comportamiento similar a una especie de gobierno parlamentario», que imponga sus condiciones y bloquee sus iniciativas, en el caso de que la presidencia del país recaiga en Kuczynski, recalcó Bernales.
A eso se suma que el nivel de agravios e insultos en la actual campaña electoral ha ido cerrando el camino de una negociación o un eventual acuerdo político, expresó el también catedrático peruano.
La segunda bancada en el Congreso, el izquierdista Frente Amplio de la excandidata presidencial Verónika Mendoza, ha atacado duramente al fujimorismo por los casos de corrupción en el gobierno de Alberto Fujimori y las denuncias de presunto lavado de activos contra exdirigentes de la actual campaña de Keiko.
Aunque Mendoza ha logrado un importante reingreso de la izquierda en el Parlamento, como no ocurría desde 1985 en que tuvo 63 escaños en el entonces congreso bicameral, Bernales no le auguró un buen panorama en los próximos años debido a la «tendencia maximalista a la verdad de cada grupo» que la compone actualmente.
«La Izquierda en el Perú debería ser poderosísima, pero no le puedes echar la culpa a nadie que no lo sea porque en realidad las causas están adentro: (hay) mucha vanidad», expresó el exsenador de Izquierda Unida.
Peruanos por el Kambio (PPK) mantiene una tendencia política conservadora, de apoyo a las inversiones y medidas económicas neoliberales, razón por la cual, algunos sectores lamentan que la definición de la presidencia sea entre dos tendencias de «derecha», en alusión a las medidas que apoya el fujimorismo.
Los otros grupos en el Parlamento también presentan posturas conservadoras del estatus quo, aunque con mayor tendencia al desarrollo regional en el caso de Alianza para el Progreso.
EFE/Foto: peru.com