Louisville, la ciudad que vio nacer a Muhammad Ali, su hijo predilecto, rinde homenaje permanente a su memoria desde que el viernes por la noche se anunció su fallecimiento en un hospital de Phoenix a los 74 años de edad.
Desde el sábado la ciudad puso a media asta las banderas como muestra de luto y se prepara para darle la bienvenida a casa a su campeón por última vez.
El alcalde de la ciudad, Greg Fischer, recordó que Ali destacó en todas sus facetas: campeón en el deporte, icono de los derechos civiles, autor de actividades humanitarias y fue además «pionero interreligioso».
«El Labio de Louisville le habló a todo el mundo», destacó Fischer, en referencia al apodo que la prensa le puso a Ali por su modo desenfadado de hablar.
Agregó que «lo ha hecho como nadie más podría hacerlo, como nuestro hermano, nuestro tío y nuestra inspiración».
Mientras en el Centro Muhammad Ali, los seguidores del boxeador crearon un monumento improvisado, dejando flores y tributos escritos.
El presidente del Centro Muhammad Ali, Donald E. Lasserre, señaló que Ali «será recordado por su amor a todas las personas, su capacidad atlética, sus acciones humanitarias, su justicia social y su valentía dentro y fuera del cuadrilátero».
Lasserre añadió que «estoy seguro de que Muhammad querría que yo dijera algo como esto: Él querría ser recordado por lo guapo que era».
Mientras muchos residentes de Louisville aprovecharon el descanso del domingo para acudir a las iglesias y luego visitar la pequeña casa de color rosa donde Ali nació y creció.
Por el resto de la ciudad los residentes también recuerdan a la figura de Ali como el deportista y líder que más hizo por la buena imagen de la ciudad a través de todo el mundo.
Louisville también será donde se lleve a cabo el funeral del excampeón mundial el viernes, un evento que estará abierto a todo el público y que será transmitido a todo el mundo.
El sentimiento generalizado que se vive entre los residentes de la ciudad es de un agradecimiento permanente hacía la persona de Ali, más allá de todo lo que fue como deportista y líder, por la identificación que siempre tuvo con la tierra que le vio nacer, de la que se sentía orgulloso.
El padre de Ali, Cassius Clay Sr., pintor de oficio, siempre fue un hombre muy querido en el barrio donde nació la gran leyenda del boxeo mundial.
El hermano de Ali, Rahman Ali, ha sido el que ha recibido las condolencias de los residentes, que se han puesto en contacto con la familia para acompañarles en la pérdida del ser querido.
Mientras a través de la ciudad, sin importar la denominación religiosa, en todas las celebraciones del domingo han recordado la trayectoria personal de Ali, que tuvo siempre como meta buscar la igualdad y la lucha por los derechos civiles de los más necesitados.
Además se destacó la visión que Ali tenía de la religión cuando dijo que «ríos, lagos, estanques, arroyos, océanos, todos tienen diferentes nombres, pero todos contienen agua», había expresado en su momento el excampeón del mundo.
«Al igual que las religiones tienen nombres diferentes, y todas tienen la verdad, expresada en diferentes formas y épocas. No importa si uno es musulmán, cristiano o judío. Cuando uno cree en Dios, debería creer que todas las personas forman parte de una sola familia», insistía Ali.
En todos los actos religiosos, el común denominador también fue ensalzar la figura del Ali hombre, que luchó por que hubiese un mundo mejor y además lo hizo siempre con una sonrisa, a la que todos calificaron como «contagiosa» y «única».