NAIROBI.- Las fuerzas de seguridad de Etiopía han matado a más de 400 personas, en su mayoría manifestantes, y han detenido a miles de ellos durante la represión de las protestas registradas en la región de Oromia desde el pasado noviembre, denunció hoy Human Rights Watch (HRW).
La ola de violentas protestas, protagonizadas en su mayoría por estudiantes, contra un polémico plan urbanístico que preveía la expansión de la capital etíope causó al menos 140 muertos a finales de 2015, cifra que ha aumentado a más de 400 hasta el pasado mayo, según un comunicado de HRW.
Así lo revela la organización en un informe sobre la represión del régimen etíope hecho público hoy, donde detalla la fuerza excesiva utilizada contra los manifestantes, el maltrato a detenidos y la censura.
«Las fuerzas de seguridad etíopes han tiroteado y asesinado a centenares de estudiantes, granjeros y otros manifestantes pacíficos con un descarado desprecio a la vida humana», dijo la vicedirectora para África de HRW, Leslie Lefkow.
Los agentes etíopes utilizaron munición para controlar y matar a protestantes, algunos menores de 18 años, que temían que el plan urbanístico de Adis Abeba continuara desplazando a los agricultores y granjeros de la región de Oromia, que rodea la capital etíope.
La policía federal y el Ejército también han detenido a decenas de miles de estudiantes, profesores, músicos, opositores, trabajadores de la salud y personas que ayudaron a los estudiantes a huir o refugiarse.
Un número desconocido de ellos continúa bajo arresto sin ningún cargo ni acceso a ayuda legal.
«He vivido allí toda mi vida y nunca había presenciado una represión tan brutal. Detienen y asesinan a nuestra gente de forma regular, pero ahora cada familia aquí tiene al menos a uno de sus hijos detenido», declaró a HRW Yoseph, residente oromo de 52 años.
Algunas mujeres sufrieron abusos sexuales y otros detenidos fueron torturados mientras permanecían bajo arresto: colgados de los tobillos y golpeados, electrocutados o colocándoles pesos en los testículos.
La represión de las protestas también se ha logrado mediante un apagón informativo, que ha llevado al gobierno etíope a censurar todas las informaciones de los medios, incluso en la diáspora, y a restringir el acceso a redes sociales como Facebook.
Aunque el régimen autoritario de Hailemariam Desalegn -cuya aplastante victoria en las elecciones del pasado año dejó a la oposición sin un solo escaño- canceló el plan urbanístico en enero, la represión del gobierno ha continuado estos meses.
HRW instó a la comunidad internacional, y a la ONU en concreto, a investigar estos abusos y pedir la liberación de los detenidos.
«Los apoyos extranjeros de Etiopía han permanecido callados», lamentó Lefkow.
Oromia es la región más grande del país y hogar de su grupo étnico más importante, integrado por cerca de 27 millones de personas, sobre una población total de más de 94 millones de habitantes.
EFE/Foto: