Chile: Bachelet entrega a sacerdote jesuita Premio Nacional de DDHH

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SANTIAGO DE CHILE.- La presidenta de Chile Michelle Bachelet le entregó hoy el Premio Nacional de los Derechos Humanos al sacerdote jesuita chileno, José Aldunate, por su labor durante la dictadura de Augusto Pinochet, cuando lideró el movimiento de no violencia.

«Este es un homenaje tan cálido, tan auténtico de mi pueblo de Chile«, señaló en la ceremonia el religioso que hace un mes cumplió 99 años.

Bachelet señaló en un discurso que este premio habla «de un ser humano íntegro, que ha elegido compartir la suerte y destino de sus hermanos y hermanas en unos tiempos que por momentos, parecen igualmente sombríos que en esos oscuros años del siglo XX en que se dio su formación ética y sacerdotal».

«El mundo global en que vivimos requiere hoy más que nunca, el ejemplo y el liderazgo de mujeres y de hombres como el padre Pepe Aldunate», aseguró la mandataria.

El sacerdote trabajó con el padre y nombrado santo por el Vaticano, Alberto Hurtado, en la Acción Sindical chilena.

«Cuando la crisis de los refugiados no parece tener fin, cuando las guerras civiles y los conflictos étnicos, que muchas veces enmascaran intereses económicos, amenazan a cientos de miles de personas indefensas, especialmente mujeres, niños y niñas, necesitamos más que nunca resistir ejerciendo la no violencia activa», comentó Bachelet.

Llamado como el «cura obrero», Aldunate es reconocido por fundar el movimiento de la no violencia activa Sebastián Acevedo, formado para denunciar pacíficamente la práctica sistemática de detención ilegal, la tortura y la desaparición de personas durante la dictadura de Pinochet.

Sebastián Acevedo, trabajador de la construcción de la ciudad sureña de Coronel, de 52 años , se inmoló el 11 de noviembre de 1983 quemándose a lo bonzo frente a la Catedral de Concepción, gritando a viva voz: «Que la CNI -aparato represor- devuelva a mis hijos».

Acevedo, exigía conocer el estado y el paradero de detención de sus hijos María Candelaria y Galo Fernando Acevedo Sáez, apresados el día 9 de noviembre por los agentes, tras una protesta de oposición a la dictadura.

El obrero chileno está consignado en el oficial Informe Rettig como una víctima de la violencia política de la época.

Michelle Bachelet y la directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Lorena Fries llegan para la entrega del premio al sacerdote jesuita chileno, José Aldunate. EFE/Mario Ruiz

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En este movimiento, el padre Aldunate ayudó a socorrer a personas perseguidas por la Policía secreta del dictador, asistiéndolos para que treparan muros en embajadas y así lograran el asilo.

El jesuita trabajó con el cardenal Raúl Silva Henríquez, quien también es reconocido por su trabajo en la defensa de los derechos humanos en los tiempos del dictador Augusto Pinochet (1973-1990).

Ambos fundaron la Vicaría de la Solidaridad, un brazo de la Iglesia Católica chilena que asistió a torturados y detenidos políticos y civiles en dictadura.

Durante la dictadura de Pinochet, según cifras oficiales, unos 3,200 chilenos murieron a manos de agentes del Estado, de los que 1,192 figuran aún como detenidos desaparecidos, mientras otros 33,000 fueron torturados y encarcelados por causas políticas.

 

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