Las extorsiones, a través de llamadas telefónicas y desde algún penal del país, continúan siendo una de las más perversas formas de delincuencia. Sea a través de llamadas, mensajes de texto, cartas o incluso mensajes de audio, sin el menor reparo de que se les pueda identificar por su voz.
Sacude y perturba advertir que el extorsionador maneja información reservada sobre sus movimientos o los de algunos miembros de su familia. Sin embargo, ahí no queda el golpe, lo que sigue es la demanda de dinero para no poner en riesgo su seguridad o la de sus familiares.
Es el terrible flagelo de las extorsiones para diversos empresarios de Lima, cuyas llamadas, al parecer provienen de diferentes penales.
Vídeo: Panorama