ROMA.- El Papa emérito Benedicto XVI reveló que conocía la existencia de un «lobby gay» en el interior del Vaticano, un grupo de poder compuesto por «cuatro o cinco personas», y que él fue capaz de disolverlo antes de renunciar.
Este insólito suceso en la Santa Sede así como los detalles de su renuncia en febrero del 2013, son revelados por el Papa Benedicto XVI en una entrevista que se publicará en un libro-entrevista el 9 de setiembre, un proyecto de la casa editorial Garzanti en conjunto con el diario italiano Il Corriere della Sera.
El texto se titula Ultime conversazioni (‘Últimas conversaciones’)y de acuerdo a sus editores la versión en italiano tiene 240 páginas y se ha elaborado a partir de los diálogos de Benedicto XVI con el periodista alemán Peter Seewald, quien también publicó en 2010 el libro entrevista Luz del mundo con el entonces pontífice.
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En esas conversaciones, es la primera ocasión en la que Benedicto XVI admite la existencia de dicho lobby, aunque en el informe secreto encargado por Ratzinger a los cardenales Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi ya había aparecido esta trama.
Una de las pocas personas que han leído el manuscrito, el vaticanista Luigi Accatoli, apunta que en el volumen, Benedicto revela las «tormentas» de sus ocho años de pontificado, que llevaron a su histórica renuncia, así como la «sorpresa» que supuso la elección de Jorge Bergoglio como su sucesor al frente de la Iglesia católica.
En esas conversaciones, admitió que pecó de «falta de decisión» de gobierno. Al mismo tiempo, rechazó la crítica de quienes lo consideraron un papa «demasiado académico».
Ratzinger reveló que durante su pontificado tomó «notas y notas» sobre una multitud de temas, pero que las destruirá para que nadie, ni siquiera los historiadores, puedan dejar constancia de algunos conflictos.
Sobre su renuncia, apuntó que la preparó con «unas pocas personas», muy cercanas, por temor a que alguna filtración pudiera limitar la fuerza de su anuncio. Algo muy común en los últimos tiempos de su pontificado, marcado por el escándalo del Vatileaks y la fuga de documentos comprometedores por parte de su mayordomo, Paolo Gabriele.
Ratzinger también negó cualquier «chantaje o presión» para que renunciara y confesó que sintió «sorpresa» con la elección de Bergoglio. (ECHA – Agencias)