MADRID.- Matt Damon, con 55 largometrajes a sus espaldas, es y será «para siempre» Jason Bourne, el mítico personaje que vuelve al cine casi diez años después de su último contacto con el público, porque los «cambios brutales» que ha sufrido el mundo «han dado pie» a una nueva película de la saga.
«Esperábamos, el director Paul Greengrass y yo, que cambiara el mundo lo suficiente para volver, porque no queríamos repetirnos. Fuimos escépticos durante bastante tiempo; los temas iban saliendo y la gente no dejaba de preguntarnos», explica el actor en una entrevista con Efe realizada en Madrid, donde promociona la cinta junto a la sueca Alicia Vikander.
Así que, señala: «cuando examinamos el mundo y vimos los cambios habidos entre 2007 (cuando se estrenó «The Bourne Ultimatum») y la actualidad, nos dimos cuenta de que eran brutales: desde la crisis económica al poder de las empresas tecnológicas, que se han convertido en corporaciones transnacionales con muchísimo poder, o la importancia de las redes sociales«.
Es la quinta película de la saga, aunque la cuarta que rueda Damon, que se estrenará a nivel mundial el próximo 29 de julio, con el título de «Jason Bourne», a secas.
Aunque mantiene la esencia de la saga, este «Bourne» lleva un ritmo tan trepidante que en los 40 primeros minutos apenas hay tiempo para respirar: persecuciones a pie y en moto en medio de una manifestación en plena plaza Sintagma de Atenas y 170 coches reventados.
«Este tipo de emoción es una de las características del cine de Greengrass -apunta Damon-, que quiere tener al publico al borde de la butaca continuamente, él hizo documentales y conoce muy bien la cámara en circunstancias de riesgo; por ejemplo, en esa manifestación que simula ser Grecia, se metió en medio como si fuera un periodista filmando».
Comentario aparte, añade el actor, merece «la gente de Tenerife» (España) donde se rodó gran parte de la película; «fueron 500 extras que venían cada noche con una energía increíble, tirando cocteles molotov y cantando en griego, esto, cada noche, y Paul, en medio. Estuvimos súper a gusto», ha dicho.
Según Damon, también productor de la cinta, la película se sumerge en la actualidad pero «siempre ha tenido una paranoia de los años 70 dentro».
«Queríamos plantear cuál es nuestra relación con las tecnologías y las implicaciones del poder, ver cuánta parte de nuestras vidas digitales se comparten con el gobierno y qué significa esto para nuestras libertades, si estamos dispuestos a ceder para estar seguros».
Para Vikander, la experta de la CIA que intenta dar caza a Bourne, lo más importante de la película es comprender que «esto es el futuro, y es imparable», pero opina que hay que «mantener la privacidad, porque es nuestra independencia y nuestra libertad».
La ganadora de un Óscar por «The Danish Girl» (2015) cree que su personaje refleja ese vertiginoso paso del tiempo.
Ella, explica, «forma parte del equipo de tecnología de vanguardia del gobierno y es una joven muy fuerte, muy potente», un personaje que compuso tras hablar con directivos de compañías punteras, la mayoría, dice, menores de treinta años.
Sin embargo, Vikander no confía en las redes sociales, aunque «entiende que es la manera en la que mucha gente vive y se comunica, mis amigos lo aman, pero yo -confiesa a Efe- solo uso FaceTime (una aplicación de videollamadas de iPhone) porque viajo un montón y así es como me veo con mis amigos y mi familia».
Fan desde la adolescencia de la saga Bourne, Vikander dice que tardó «medio segundo» en decir que sí y que se sintió «un poco intimidada» cuando vio que los otros «nuevos» de la saga eran Tommy Lee Jones y Vincent Cassel.
Con un discreto vestido negro que resaltaba una piel impecable y sandalias de tacón a juego, la «Ex-machina» y el ganador de un Óscar por el guion de «Good Will Hunting» -vestido de vaqueros y camiseta-, volaron anoche desde París, procedentes de Londres, y en unas horas se van a Berlín, para saltar de ahí a la promoción americana.
«Nunca he sentido la necesidad de librarme de Bourne, al contrario, este papel me ha dado la oportunidad de hacer tantas cosas que le estoy muy agradecido. Me gusta de vez en cuando ser Bourne; tendrán ellos que deshacerse de mí», concluye el actor, que ríe al despedirse con un fortísimo apretón de manos: «Además, me mantiene en forma».
EFE