Nace Edwin Vásquez única medalla de oro olímpica del Perú

 

El nacimiento de Edwin Vásquez Cam, currió el 28 de julio de 1922 y en el barrio de Malambito, en el centro de Lima, también conocido como Monserrate, a la espalda de la Iglesia del Señor de los Milagros. Sus padres fueron Gonzalo Vásquez Tejada y Herminia Cam Ayulo. Estudió en el colegio Superior, donde mostró disposición por las matemáticas y el dibujo, materias en las que destacaba por su poder de concentración y su pulso firme para efectuar todo tipo de trazos.

Su papá, don Gonzalo, también era partícipe del tiro y había logrado tal éxito que llegó a ganar el Premio Juan Gildemeister en 1928, certamen muy lucido en aquellos años. También representó al Perú en diversos torneos internacionales, como los primeros Juegos Bolivarianos de Bogotá en 1938. Fue el primer maestro de Edwin, quien lo acompañaba y asistía en sus prácticas caseras de tiro.

El primer concurso en el que intervino Edwin Vásquez, alentado por su padre, ocurrió en 1935, con solo 13 años. Fue una competencia nocturna de carabina, para principiantes con hándicap, organizada por el Club Internacional Revólver. Edwin se hizo fácilmente del primer lugar, sin necesidad del hándicap. Luego compitió y ganó dos años seguidos en el concurso nacional escolar de tiro, con fusil Mauser Original Peruano. Todo hacía suponer que se trataba de un niño prodigio.

Y una excelente confirmación fue su primera intervención en una competencia internacional de envergadura, la Copa Bolivia de 1938. Su padre, don Gonzalo Vásquez, había sido inscrito para ese torneo, pero por hallarse en Bogotá, representando al Perú en los primeros Juegos Bolivarianos, tuvo que dejar su puesto vacante. Edwin solicitó a los dirigentes del Club Internacional Revolver el derecho de reemplazar a su padre, alegando la respectiva autorización, pese a que don Gonzalo no sabía del asunto.

El resultado fue sorprendente: Edwin Vásquez, con solo 16 años, igualó el primer lugar con Orlando Arenas, tirador profesional. Así fue que empezó a hacerse conocido en el mundillo del tiro.

En 1940 gana el Gildemeister y se consolida

En esa época existía el Gran Premio Gildemeister, donde los tiradores consagrados mostraban sus mejores atributos. Y en 1940, con solo 18 años, Edwin Vásquez consigue entrar en las altas esferas del Tiro Peruano al obtener ese Gran Premio.

Cuentan que acompañaba a un tío suyo, Antonio Grutter, a realizar sus entrenamientos para intervenir en tan histórica competencia. Así, el futuro campeón olímpico, podía realizar los mismos disparos que su tío, obteniendo siempre mayor puntaje. Como notó que estaba en condiciones de intervenir, se inscribió en las eliminatorias sin decírselo a nadie.

Superó la primera fase sin problemas, y recién entonces habló con su padre, quien no lo recriminó, sino que felicitó por haber clasificado, aunque temía que Edwin no pudiese resistir la ronda final (siete horas de competencias ininterrumpidas).Sin embargo, el muchacho salió bien librado y fue superior a sus rivales en las tres posiciones oficiales: de pie, de rodillas y tendido.

A partir de entonces, Edwin Vásquez solo supo de victorias. En 1941, al año de ganar ese premio, obtuvo el primer lugar en La Laureada, evento de élite peruano en que solo intervenían los ganadores del Gildemeister. En los años siguientes hizo suyos todos los torneos en que intervino, sin descuidar sus estudios de ingeniería.

En 1947 los Juegos Deportivos Bolivarianos se efectuaron en Lima y, como era de esperarse, Edwin Vásquez figuraba en el representativo de tiro. Perú se impuso tanto en las pruebas individuales, como colectivas y Edwin llegó a ser cuádruple campeón en carabina y pistola. Entonces la mira del equipo peruano estaban puestas en un objetivo mucho mayor: los Juegos Olímpicos de Londres 1948.

Medalla de oro en los Juegos Olímpicos

Esos Juegos Olímpicos de Londres, Inglaterra, se llamaron, con toda justicia, “Juegos de la austeridad” porque recién terminada la Segunda Guerra Mundial, la capital londinense estaba derruida, en gran parte, y mostraba las consecuencias del terrible conflicto: pobreza y falta de recursos económicos para construir los escenarios requeridos para la cita olímpica. Pero los hombres que dirigían el deporte olímpico, en especial, el titular del Comité Olímpico Internacional, el barón Pierre de Coubertin, comprendieron que la fuerza espiritual que motiva la competición deportiva sería el mejor estímulo para superar las frustraciones y vicisitudes de la posguerra. Y así fue.
Bajo tal premisa, el 29 de julio de 1948, el Rey Jorge IV declaró abiertos los XIV Juegos Olímpicos, y el vallista Donald Finlay tomó juramento a los 4,468 deportistas de 59 países que compitieron en 135 pruebas, de 20 disciplinas deportivas.

Así informó “La Cónica” su valioso triunfo

El mismo día del triunfo de Edwin Vásquez, el 2 de agosto, “La Crónica”, en su edición de la tarde, publica en su portada el notable acontecimiento.

“El tirador peruano Edwin Vásquez ganó hoy la competencia olímpica de tiro con pistola olímpica. El alborozo por calles y plazas, los corrillos que se formaban al conocerse la noticia que tenemos un CAMPEÓN OLÍMPICO, ha sido de carácter sensacional. El pequeño y gran tirador se cobró la revancha a Wenceslao Salgado, quien ostentaba el record nacional con 60-543 puntos, con lo que batiera a César Injoque, en uno de los últimos controles en Lima. Además dejó su nombre en la historia, pues es el primer campeón olímpico de nuestra historia”.

Y la historia nos dice que la representación peruana, integrada por un puñado de hombres que se prepararon con gran esmero, desde un año antes, llevó como tapadito al equipo de tiro, que tuvo como base las marcas de cada uno en su respectiva especialidad. Ellos fueron César Injoque, Wenceslao Salgado, Enrique Mendizábal, Froilán Tantaleán, Raúl Valderrama, Luis Mantilla, los hermanos Enrique y Guillermo Balwin y Edwin Vásquez Cam.

Enrique Mendizábal fue el único peruano que estuvo al lado de Edwin, porque como delegado, le correspondía llevar la cuenta de los disparos, para que el tirador no perdiera la concentración, haciéndole conocer el puntaje de cada serie, que se inició a las 8.30 de la mañana y finalizó después de tres horas.

En la primera serie, el mejor registro fue del peruano con 93 puntos y le siguieron varios con 89. Pero se desató una lluvia, que le hizo bajar su promedio, pero que también afectó al resto. Finalmente se recuperó y volvió a cerrar la última serie con notable 93, que significó esta clasificación: Edwin Vásquez, Perú: 545 puntos, Rudolf Schnyder, Suiza: 539 puntos, Torten Ullman, Suecia: 539 puntos, Huelet Brenner, Estados Unidos: 539 puntos, Beat Rhyner, Suiza, 536 puntos.

Luego, en octubre de 1952, al inaugurarse el nuevo Estadio Nacional, el gobierno le otorgó los Laureles Deportivos y la Orden del Sol, en sus máximos grados, hechos que para Edwin fueron de enorme regocijo. Lamentablemente, Edwin Vásquez falleció en 1993, a los 71 años de edad.

Posteriormente, casi al finalizar el siglo que pasó, el Comité Olímpico Peruano levantó el Parque Olímpico, en el distrito de San Borja, muy cerca al Poligonito, donde se levantó un merecido monumento a Edwin Vásquez, única medalla de oro olímpica de nuestro deporte.

Ganó con pistola prestada

Un detalle muy importante en el triunfo de Edwin Vásquez, es que ganó la presea dorada en los Juegos Olímpicos de Londres, con una pistola prestada por el Ing. Luis Mantilla, que no se hacía a la empuñadura de su mano, pero se las ingenió para sacarle el mayor provecho y vaya si lo consiguió. Sabedores de esto, los fabricantes de esa pistola, la firma Hammerling, de Suiza, quiso comprarle el arma a Edwin. Pero al no lograrlo, fabricaron muchas réplicas, con el agregado de los anillos olímpicos en forma destacada y le obsequiaron la primera al Campeón. Luego le ofrecieron giras de exhibición, por diversos países, a manera de exhibición y promoción de ventas, lo que no acepto. “No mezclo el deporte con los negocios” dijo muy seguro de si mismo, aún sabiendo que le iban a pagar buena cantidad de libra esterlinas si aceptaba. Un campeón a toda prueba… Felices Fiestas Patrias, estimados lectores. Hasta la próxima.

 

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