El Rímac fue hoy el escenario de una de las jornadas más tradicionales de solidaridad y amor al prójimo cuando más de 3,000 personas compartieron el puchero, plato preparado y repartido como cada año por las manos bondadosas de los padres franciscanos.
Esta fiesta, conocida también como la indulgencia de la Porciúncula, congrega cada año a los afanosos padres franciscanos del Convento de los Descalzos del Rímac al pie de enormes peroles de bronce, preparando desde la madrugada el puchero que luego repartirán entre la comunidad.
La tarea cada año demanda más esfuerzo porque el número de comensales suele aumentar y por eso la recolección de los insumos es ardua, pero se logra gracias a la colaboración y la buena voluntad de vecinos, amigos, autoridades y de mucha gente caritativa. 300 kilos de papas, 50 repollos, 50 zapallos, 450 kilos de carne de res y 400 kilos de pollo fueron a parara a las enormes ollas de donde se sirvieron los humeantes platos de puchero, que saciaron el hambre y calentaron el espíritu en esta mañana de invierno limeño.
Todo resultó un éxito por el esfuerzo conjunto, señaló el hermano Roque Chávez Castro, quien desde hace más de rtres décadas esta a la cabeza de la actividad.
Previo a la repartición del puchero, se ofició una misa a cargo del obispo auxiliar de Lima, Adriano Tomasi Travaglia, durante la cual se resaltó la importancia de esta celebración.
La fiesta del perdón de Asís recuerda la petición que hizo San Francisco por la indulgencia de los pecadores del mundo.