JERUSALÉN.- El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se encuentra en el ojo del huracán esta vez por las acusaciones de tratar de minar la libertad de prensa no solo en los medios escritos sino también en el sector televisivo.
También titular de Comunicación desde las últimas elecciones en 2015, Netanyahu es objeto de duras críticas y sospechas a cuenta del relanzamiento de una nueva corporación pública de difusión, que él promovió en la anterior legislatura y ahora pide aplazar.
El Parlamento israelí (Kneset) aprobó el miércoles, último día antes del inicio del período vacacional estival, la enmienda a una legislación que de hecho postergará hasta abril de 2017 el inicio de la nueva corporación estatal.
La medida ha sido muy criticada porque el retraso en año y medio en la puesta en marcha de la nueva plataforma televisiva ha sido interpretado como un intento por terminar de rematar a la moribunda Autoridad de Radiodifusión de Israel (IBA, por sus siglas en inglés), que continuará retransmitiendo hasta entonces.
«La aprehensión e incertidumbre en el seno de la entidad que tiene previsto reemplazar a la IBA traerá consigo un impacto negativo en la contratación de nuevo personal», vaticinaba en un artículo este fin de semana Yosi Verter en el diario Haaretz.
El articulista cree que es una prueba más de «su típica obsesión por controlar, aplastar, atropellar, debilitar y golpear los bolsillos de la prensa libre de Israel».
Y es que a lo que muchos consideran que se trata de una toma por parte del Ejecutivo del ente público, se suma otro intento de hacerse con el canal televisivo de la Kneset vía una nueva legislación o la colocación de asociados en puestos clave en las televisiones desde que ostenta la cartera de Comunicación.
Los tres canales principales de televisión israelí -el Canal 2, el Canal 10 y el IBA (Canal 1)-, se encuentran bajo amenaza de ser fragmentados, cerrados o supervisados, respectivamente.
Los dos últimos arrastran desde hace años serias dificultades financieras, que no han impedido que los medios televisivos en Israel sigan siendo punta de lanza del debate y la crítica políticas dirigidas muchas veces contra el Ejecutivo, y en otras, altavoces del mismo.
La razón oficial del gobierno israelí es que detrás de las medidas está la intención de abrir la industria de la comunicación a una mayor competencia.
«Recientemente he escuchado mucha verborrea sobre mis intentos, como si los hubiere, de tomar el control del mercado de la comunicación. Lo cierto es lo contrario», se defendió Netanyahu recientemente en una reunión de su gabinete.
Argumentó que el retraso en el lanzamiento de la entidad pública, es «necesario para permitir a la nueva corporación organizarse apropiadamente y salir al aire cuando esté lista. Durante la extensión, el actual canal público 1 continuará retransmitiendo y la pantalla no irá a negro».
La decisión fue censurada incluso dentro de su propia coalición.
«La imagen ahora se me ha hecho clara. La acumulación de leyes que restringen los medios eleva profundas preocupaciones sobre el futuro de la libertad de expresión. La libertad de prensa es la base de la democracia», tuiteó recientemente el ministro de Educación, Naftalí Bennet, uno de los más díscolos del Ejecutivo.
Con todo, muchos israelíes consideran las medidas que adopta Netanyahu en relación a los medios «correctivas», tras años de periodismo que creen tendencioso y defensor de corrientes liberales y de izquierdas.
«Por supuesto, que los programas de noticias inteligentemente nos venden una visión del mundo y terminología que emana de la actual oposición. Y no es que actuaran como guardianes cuando la izquierda estaba en el gobierno», sostiene el periodista Nadav Haetzni en el diario Maariv.
El lunes Netanyahu aseguró que retiene la cartera de Comunicación porque sólo él puede «soportar la presión y ataques mediáticos», pero en su informe anual la organización estadounidense Freedom House, que sitúa a cada país en un baremo de acuerdo a la libertad de prensa redujo a Israel de «Libre» a «Parcialmente Libre».
La razón, el creciente impacto del periódico gratuito Israel Hayom, cuyo modelo financiado por el magnate de los casinos Sheldon Adelson, adepto de Netanyahu, «pone en peligro la estabilidad del mercado», además de ser considerado un medio propagandístico que sirve a los intereses personales y políticos del actual primer ministro israelí.
EFE/Foto: rt.com