BUENOS AIRES.- La diputada argentina del Parlamento del Mercosur, Milagro Sala, detenida desde enero en la norteña provincia de Jujuy, abandonó por motivos de «salud» la huelga de hambre que inició la semana pasada en protesta por sus condiciones carcelarias, informaron hoy a Efe fuentes de la defensa.
La decisión llegó por recomendación de su equipo de abogados después de que una de las letradas que la representa la visitó en la cárcel y notó «un debilitamiento en su estado de salud», explicó a Efe Luis Paz, otro de los representantes legales de la activista social.
Sala había iniciado la huelga de hambre el viernes pasado en protesta por la decisión de las autoridades penitenciarias de adoptar medidas para incomunicarla, una iniciativa que fue «personal y política», sin pensar en su «cuerpo», precisó Paz.
El abogado detalló que les «preocupa» no solamente lo que consideran un «encarcelamiento ilegal» sino «el agravamiento de las condiciones de prisión».
En ese sentido, Paz advirtió que si le pasa algo tanto a Sala como a los once activistas de la organización social Tupac Amaru detenidos junto a ella será «responsabilidad» del Gobierno de la provincia de Jujuy, en manos del oficialista Gerardo Morales.
Milagro Salas durante la visita que hiciera al Papa Francisco.
Sala, que fue elegida como representante ante el Parlasur en las elecciones generales de octubre del 2015, permanece detenida en una prisión de la norteña provincia de Jujuy desde el pasado 16 de enero, acusada de un presunto delito de defraudación a la administración pública, extorsión y asociación ilícita.
La parlamentaria del Mercosur fue encarcelada inicialmente por un delito de incitación al tumulto durante una protesta contra el gobernador jujeño, que posteriormente fue desestimado por la Justicia, pero permanece detenida por el resto de los cargos.
Respecto a la decisión de incomunicarla, el jefe del Servicio Penitenciario Provincial de Jujuy, Víctor Carlos Morales, adujo que se trataba de una medida aplicada para controlar las «visitas multitudinarias que solía recibir, que alcanzaban a las 30 personas».